sábado, 18 de marzo de 2017

PULSO  SINDICAL Nº 331 DEL 01 AL 15 DE MARZO DE 2017

Apenas 2 semanas quedan para la entrada en vigencia de la ley 20.940, que trae una serie de ajustes a la legislación laboral, principalmente en el área de la negociación colectiva.
Hemos enviado un Pulso Sindical Extra (el N° 25) a todos los dirigentes sindicales y organizaciones con las que tenemos contacto o de quienes conocemos su dirección postal, sin embargo de muy pocas hemos tenido siquiera un acuso de recibo.
No es que busquemos que todo el mundo aplauda o difunda lo que estamos enviando, pero con cada conversación en la calle, con cada reunión que se sostiene con dirigentes de sindicatos, queda a la vista la enorme carencia de antecedentes sobre este tema. 
Tal situación es una más de las señales que dan cuenta de la crisis por la que pasa el movimiento sindical - crisis que está en su momento más álgido - y por lo mismo queda claro porque el gobierno y sus parlamentarios en alianza con la oficialista CUT, instalaron este cuerpo legal que hará aún más difícil la organización sindical y la negociación colectiva a varios millones de trabajadores.
Se aprovecharon de la desidia de trabajadores y dirigentes. Utilizaron para sus fines, la despreocupación e indiferencia que el actuar del gobierno y el parlamento provocan en la ciudadanía.
Y aquí estamos, con una nueva ley que más que ayudar complica y más encima, en algo que parece una broma cruel, con una diputada proponiendo una jornada de 40 horas por semana, pero que no se atreve a reivindicar las 8 horas de trabajo continuas (y no debe estar de acuerdo en que se apliquen, toda vez que ella y su bancada aprobaron la nueva ley que establece las condiciones especiales de trabajo, o sea jornadas sobre las 8 horas continuas).

El sindicalismo oficialista está en severos problemas y algunos comienzan a tomar distancia de su accionar, aunque la verdad sea dicha esta toma de distancia es demasiado a destiempo y más parece una pobre acción de propaganda, que la decisión pensada y planificada por una organización que está harta de que la máxima instancia en la que participa siga dando palos de ciego.
Porque es válido preguntar ¿alguien podría creer que recién ahora, organizaciones como el Colegio de Profesores y la Confusam se dieron cuenta de que las cosas están mal en la CUT?  Por favor, no pueden actuar pensando que quienes les miran son tarados o no saben dónde  están parados.
Colegio, Confusam y otras que anuncian congelamiento (que no desafiliación) conocen perfectamente cómo se resuelven las cosas en la Central. Sus propios dirigentes llegaron a cargos de dirección nacional previa decisión del equipo político sindical al que los dirigentes obedecen.
Solamente el desprestigio de la política ha provocado que en los últimos años se expresen opiniones que reflejan autonomía y que, en algunos casos, le han doblado la mano al aparato. Pero no nos engañemos, son los aparatos políticos dentro del sindicalismo los que resuelven que se hace y que no.
En la CUT muy pocas organizaciones pagan regularmente (todos los meses) cotización por el número de trabajadores que tienen y menos son aquellas que alguna vez hicieron observaciones al informe de la comisión revisora de cuentas (que seguramente no ha sido regular) o expusieron abiertamente su disconformidad con aquello que salía del gobierno y que no era de gran beneficio para los asalariados.
Nuestra organización participo de este proceso inmoral y en más de una ocasión aceptó sin chistar las órdenes de partido. Facilitamos cheques para pagar cuotas de otras organizaciones y fuimos testigos de los “acuerdos” para que solo se pagaran algunos meses y se pudiera votar. Cuál es la diferencia entonces?, que tuvimos las agallas para mandar al diablo las órdenes del partido y decidimos hacer sindicalismo con y para los trabajadores.,      

TODAS las organizaciones de la CUT saben esto, porque TODAS (o al menos la inmensa mayoría) son parte de acuerdos de todo tipo para el desarrollo de la acción sindical y la realización de los procesos electorales, y las que no participan de la discusión del acuerdo aceptan sin chistar lo que se les indica.
Lo único que está claro es que los trabajadores no tienen NINGUNA participación en este pobre show.
Por eso la decisión de la Dirección del Trabajo de informar la falsificación de certificados en el último proceso electoral de la Central oficialista, es simplemente la guinda de la torta.
No es que sea algo anormal, toda vez que se hace desde siempre, es solo que en esta ocasión la anormalidad fue tan evidente, que todos comenzaron a desmarcarse de los hechos tratando de que la cuenta la pagaran unos pocos.

Cuando comenzamos la preparación de este Pulso, el diario La Tercera da cuenta de la decisión de alejarse de la Central, de uno de los tipos más oscuros que haya pasado por el movimiento sindical.
El mismo que montó cuanta maquina pudo para mantener sus cuotas de poder, ahora aboga por elecciones universales y se permite incluso mencionar a quien podría ocupar la presidencia de la CUT, clara demostración de que podría estar dispuesto a alejarse de la primera línea, pero que pretende seguir manipulando desde otro espacio.
Seamos claros. Por acción o por omisión la CUT ha validado por años el actuar del gobierno respecto de las leyes que afectan a los trabajadores. No tuvo, no tiene ni tendrá independencia y autonomía para oponerse con fuerzas a aquellas leyes que lesionan a los trabajadores en su organización y en la negociación colectiva.
Así es que no vengan ahora algunos a mostrarse como blancas palomas. Los que han aprovechado los beneficios que entrega estar cerca del poder deben dar un paso al costado y las organizaciones tienen que hacer una profunda discusión respecto de si es esto lo que quieren para el movimiento de los trabajadores, o lisa y llanamente se ponen de pie y comienza a trabajar de verdad para apoyar a los no organizados y levantar así un movimiento sindical que luche de verdad por lo que los trabajadores quieren.

El asunto ya no es solo elecciones universales y cotizaciones regulares.
La cuestión más importante es la ubicación que va a tomar la organización en esta pelea entre capital y trabajo.
No hay diálogos ni acuerdos que se puedan estar tomando con los detentadores del poder político, mientras los trabajadores pierden por la vía de la ley, incluso la posibilidad de trabajar 8 horas diarias continuas y carecen de derechos tan mínimos como el pago de locomoción y alimentación por día trabajado.
Si a eso le incorporan la urgente exigencia de una pensión mínima igual a un ingreso mínimo, el derecho a sala cuna sin mínimo de trabajadoras por empresa, está más que claro cuál es el programa de gobierno mínimo que los trabajadores podrían estar dispuestos a apoyar en la próxima contienda electoral. Lo demás es puro cuento.
Tenemos un problema en el movimiento de los trabajadores que no se ha resuelto.
Los que han actuado mal, lo han podido hacer porque nadie les paró el carro.
Nosotros desde la entonces COTIACH y hoy CGT lo hicimos, expusimos los problemas y dudas al interior de la CUT y también hicimos propuestas.
Es bueno recordar que nuestra organización propuso un voto para que se eligiera a los dirigentes de la CUT por votación universal, voto que fue aprobado el primer día y que, previo acuerdo PC- Concertación, fue anulado al día siguiente. También nos opusimos a que se descontara de los finiquitos el aporte del patrón en el seguro de Cesantía y participamos de las elecciones en lista independiente y pese a quedar dentro de las primeras 30 mayorías, no pudimos acceder a la directiva CUT por la particular forma de repartirse el poder entre bloques, así es que por favor no nos descalifiquen sin argumentos.
Peleamos hasta el final por la unidad  asumiendo las diferencias, cuando nos dimos cuenta que ese es solo un discurso para la galería de los que se hicieron del poder y no quieren soltarlo, resolvimos iniciar el camino propio. Y en eso estamos.

Por eso creemos que el problema radica en que parte de la dirección sindical perdió el norte. Ellos no sienten que los trabajadores son una clase, que deben luchar contra los que los abusan y que esta lucha es sin concesiones.
De verdad sería lindo volver a una Central Única de Trabajadores, pero eso es muy difícil sino imposible de alcanzar. Las razones están más que expuestas.      



MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T. CHILE

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