PULSO SINDICAL Nº 331 DEL 01 AL 15
DE MARZO DE 2017
Apenas 2 semanas quedan para la entrada en vigencia
de la ley 20.940, que trae una serie de ajustes a la legislación laboral,
principalmente en el área de la negociación colectiva.
Hemos enviado un Pulso Sindical Extra (el N° 25) a
todos los dirigentes sindicales y organizaciones con las que tenemos contacto o
de quienes conocemos su dirección postal, sin embargo de muy pocas hemos tenido
siquiera un acuso de recibo.
No es que busquemos que todo el mundo aplauda o
difunda lo que estamos enviando, pero con cada conversación en la calle, con
cada reunión que se sostiene con dirigentes de sindicatos, queda a la vista la
enorme carencia de antecedentes sobre este tema.
Tal situación es una más de las señales que dan
cuenta de la crisis por la que pasa el movimiento sindical - crisis que está en
su momento más álgido - y por lo mismo queda claro porque el gobierno y sus
parlamentarios en alianza con la oficialista CUT, instalaron este cuerpo legal
que hará aún más difícil la organización sindical y la negociación colectiva a
varios millones de trabajadores.
Se aprovecharon de la desidia de trabajadores y
dirigentes. Utilizaron para sus fines, la despreocupación e indiferencia que el
actuar del gobierno y el parlamento provocan en la ciudadanía.
Y aquí estamos, con una nueva ley que más que
ayudar complica y más encima, en algo que parece una broma cruel, con una
diputada proponiendo una jornada de 40 horas por semana, pero que no se atreve
a reivindicar las 8 horas de trabajo continuas (y no debe estar de acuerdo en
que se apliquen, toda vez que ella y su bancada aprobaron la nueva ley que
establece las condiciones especiales de trabajo, o sea jornadas sobre las 8
horas continuas).
El sindicalismo oficialista está en severos
problemas y algunos comienzan a tomar distancia de su accionar, aunque la
verdad sea dicha esta toma de distancia es demasiado a destiempo y más parece
una pobre acción de propaganda, que la decisión pensada y planificada por una
organización que está harta de que la máxima instancia en la que participa siga
dando palos de ciego.
Porque es válido preguntar ¿alguien podría creer
que recién ahora, organizaciones como el Colegio de Profesores y la Confusam se
dieron cuenta de que las cosas están mal en la CUT? Por favor, no pueden actuar pensando que
quienes les miran son tarados o no saben dónde están parados.
Colegio, Confusam y otras que anuncian congelamiento
(que no desafiliación) conocen perfectamente cómo se resuelven las cosas en la
Central. Sus propios dirigentes llegaron a cargos de dirección nacional previa
decisión del equipo político sindical al que los dirigentes obedecen.
Solamente el desprestigio de la política ha
provocado que en los últimos años se expresen opiniones que reflejan autonomía y
que, en algunos casos, le han doblado la mano al aparato. Pero no nos
engañemos, son los aparatos políticos dentro del sindicalismo los que resuelven
que se hace y que no.
En la CUT muy pocas organizaciones pagan
regularmente (todos los meses) cotización por el número de trabajadores que
tienen y menos son aquellas que alguna vez hicieron observaciones al informe de
la comisión revisora de cuentas (que seguramente no ha sido regular) o
expusieron abiertamente su disconformidad con aquello que salía del gobierno y
que no era de gran beneficio para los asalariados.
Nuestra organización participo de este proceso
inmoral y en más de una ocasión aceptó sin chistar las órdenes de partido.
Facilitamos cheques para pagar cuotas de otras organizaciones y fuimos testigos
de los “acuerdos” para que solo se pagaran algunos meses y se pudiera votar.
Cuál es la diferencia entonces?, que tuvimos las agallas para mandar al diablo
las órdenes del partido y decidimos hacer sindicalismo con y para los trabajadores.,
TODAS las organizaciones de la CUT saben esto,
porque TODAS (o al menos la inmensa mayoría) son parte de acuerdos de todo tipo
para el desarrollo de la acción sindical y la realización de los procesos
electorales, y las que no participan de la discusión del acuerdo aceptan sin
chistar lo que se les indica.
Lo único que está claro es que los trabajadores no
tienen NINGUNA participación en este pobre show.
Por eso la decisión de la Dirección del Trabajo de
informar la falsificación de certificados en el último proceso electoral de la
Central oficialista, es simplemente la guinda de la torta.
No es que sea algo anormal, toda vez que se hace
desde siempre, es solo que en esta ocasión la anormalidad fue tan evidente, que
todos comenzaron a desmarcarse de los hechos tratando de que la cuenta la
pagaran unos pocos.
Cuando comenzamos la preparación de este Pulso, el
diario La Tercera da cuenta de la decisión de alejarse de la Central, de uno de
los tipos más oscuros que haya pasado por el movimiento sindical.
El mismo que montó cuanta maquina pudo para
mantener sus cuotas de poder, ahora aboga por elecciones universales y se
permite incluso mencionar a quien podría ocupar la presidencia de la CUT, clara
demostración de que podría estar dispuesto a alejarse de la primera línea, pero
que pretende seguir manipulando desde otro espacio.
Seamos claros. Por acción o por omisión la CUT ha
validado por años el actuar del gobierno respecto de las leyes que afectan a
los trabajadores. No tuvo, no tiene ni tendrá independencia y autonomía para
oponerse con fuerzas a aquellas leyes que lesionan a los trabajadores en su
organización y en la negociación colectiva.
Así es que no vengan ahora algunos a mostrarse como
blancas palomas. Los que han aprovechado los beneficios que entrega estar cerca
del poder deben dar un paso al costado y las organizaciones tienen que hacer
una profunda discusión respecto de si es esto lo que quieren para el movimiento
de los trabajadores, o lisa y llanamente se ponen de pie y comienza a trabajar
de verdad para apoyar a los no organizados y levantar así un movimiento
sindical que luche de verdad por lo que los trabajadores quieren.
El asunto ya no es solo elecciones universales y
cotizaciones regulares.
La cuestión más importante es la ubicación que va a
tomar la organización en esta pelea entre capital y trabajo.
No hay diálogos ni acuerdos que se puedan estar
tomando con los detentadores del poder político, mientras los trabajadores
pierden por la vía de la ley, incluso la posibilidad de trabajar 8 horas
diarias continuas y carecen de derechos tan mínimos como el pago de locomoción
y alimentación por día trabajado.
Si a eso le incorporan la urgente exigencia de una
pensión mínima igual a un ingreso mínimo, el derecho a sala cuna sin mínimo de
trabajadoras por empresa, está más que claro cuál es el programa de gobierno mínimo
que los trabajadores podrían estar dispuestos a apoyar en la próxima contienda
electoral. Lo demás es puro cuento.
Tenemos un problema en el movimiento de los trabajadores
que no se ha resuelto.
Los que han actuado mal, lo han podido hacer porque
nadie les paró el carro.
Nosotros desde la entonces COTIACH y hoy CGT lo
hicimos, expusimos los problemas y dudas al interior de la CUT y también
hicimos propuestas.
Es bueno recordar que nuestra organización propuso
un voto para que se eligiera a los dirigentes de la CUT por votación universal,
voto que fue aprobado el primer día y que, previo acuerdo PC- Concertación, fue
anulado al día siguiente. También nos opusimos a que se descontara de los
finiquitos el aporte del patrón en el seguro de Cesantía y participamos de las
elecciones en lista independiente y pese a quedar dentro de las primeras 30
mayorías, no pudimos acceder a la directiva CUT por la particular forma de repartirse
el poder entre bloques, así es que por favor no nos descalifiquen sin
argumentos.
Peleamos hasta el final por la unidad asumiendo las diferencias, cuando nos dimos
cuenta que ese es solo un discurso para la galería de los que se hicieron del
poder y no quieren soltarlo, resolvimos iniciar el camino propio. Y en eso
estamos.
Por eso creemos que el problema radica en que parte
de la dirección sindical perdió el norte. Ellos no sienten que los trabajadores
son una clase, que deben luchar contra los que los abusan y que esta lucha es
sin concesiones.
De verdad sería lindo volver a una Central Única de
Trabajadores, pero eso es muy difícil sino imposible de alcanzar. Las razones
están más que expuestas.
MANUEL
AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T. CHILE
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