PULSO SINDICAL Nº 244 DEL 19 AL 26 DE JULIO DE 2014
Los trabajadores, con cada
cosa que logran ver en los diversos medios de comunicación, cada vez tienen más
claro que la justicia de nuestro país es clasista.
Clasista, porque no hay
igual sanción ante igual delito, porque al pobre lo discriminan, lo exponen, lo
exhiben como trofeo de caza, mientras que el que tiene recursos, es mencionado
cuando el delito es muy notorio, aunque luego se olvidan de él y termina
siempre recibiendo garantías y beneficios que al limitado en ingresos le son
vedados.
Y si eso no es cierto ¿como
entender las razones del juez que condenó al hijo del ex senador de
derecha Carlos Larrain, a 540 días de
pena remitida y la suspensión de su licencia de conducir por 2 años, luego de
haber matado a un hombre que tuvo la desgracia de cruzarse en el camino del
jeep que el criminal manejaba ebrio?.
¿O el caso de otro hijito
de papa de apellido Montero que mató con su camioneta a un joven a la vera del
camino?. Seguramente recibirá una pena similar a Larraín.
En un caso similar, un
borracho apellidado Pinochet que mató a una muchacha en Santiago, está preso y
continuará en la cárcel mientras continua la investigación.
¿Cual es la razón para que
la justicia actúe diametralmente distinto ante hechos
similares?
Es claro que la razón no es
el hecho en si, pues habrían estado todos presos durante lo que durase la
investigación. Ha corrido plata, de eso hay testimonios irrefutables.
Los criminales en su
mayoría abandonaron la escena del crimen y luego se presentaron ante la
justicia (cuando se les pasó la borrachera), los medios de comunicación le
dieron color un par de días y luego pasaron a otras cosas: Los ciudadanos van
olvidando y se sigue corriendo el riesgo de quedar bajo las ruedas de un vehiculo,
sin la certeza de que el culpable pagará, como debieran pagar cada uno de los
que quita la vida a otro, cualesquiera sean las razones para ello.
Los criminales que asolaron
el país durante 17 años, reciben penas irrisorias, disponen de cárceles de lujo
y hasta hoy día no son pocos los que les rinden tributo porque salvaron al país
de la hecatombe.
Lo concreto y claro, mas
allá de muchos elementos que se escapan de un análisis como este, es que todo
eso y mucho mas es posible porque existe una justicia clasista, que tiene como
primer objetivo posibilitar los caminos para que los criminales con cuello y
corbata puedan hacer y deshacer sin que se les castigue como corresponde por
ello.
Para eso cuentan con
expertos que han hecho de la interpretación de la ley una razón de vida. No
importa si estafó, robó, mató o engañó a miles. Hay salidas para todo y solo
deben contar con recursos económicos para una buena defensa.
En lo laboral los patrones
pueden hacer lo que quieran y lo hacen. Privan de derechos mínimos a sus trabajadores,
pagan los sueldos cuando quieren, se roban las platas de las imposiciones, no
cumplen con las normas de higiene y seguridad. Que importa, hay amigos, un
sistema de fiscalización y sanción lento y malo.
Si a este peligroso coctel
le agrega el temor de los asalariados por reclamar sus derechos, las amenazas y
castigos a las que son sometidos los que reclaman, la imposibilidad incluso de
negociar en forma real por la carencia de elementos tan básicos como los
papeles contables de las empresas, tendrá como resultado un pueblo que no
reacciona y soporta estoico lo que se le viene encima.
Razón tiene este señor
Zaldivar y otros de su calaña. Las cosas se cocinan entre pocos, entre los que
de verdad cortan, esos que están ubicados socialmente en la clase que manda,
esos que o tienen recursos suficientes o se entregaron a los dueños de los
recursos.
La justicia es clasista, la
sociedad es clasista, y solo la explosión popular que de tanto en tanto se
expresa ante cosas concretas asusta a los amos, pero apenas el tiempo
suficiente para que sus protectores actúen. Luego todo seguirá su curso normal.
Es sobre esta enorme
desproporcionalidad que hay que educar a los trabajadores y al pueblo,
mostrándole el verdadero camino. Y esa es una tarea que no puede seguir
relativizándose, sino seguiremos teniendo figurines que aparecen de vez en
cuando hablando de los derechos del pueblo, encabezando algunas jornadas de protesta
con nuestras banderas, hasta que se
pasen al lado oscuro, a ese sistema que dispone de suficientes recursos para
comprar lo que sea necesario.
Por eso es que destacamos
el trabajo de nuestra gente CGT, de compañeras y compañeros que tienen asumido
que la tarea primaria, la más grande, es educar. No son necesarios discursos bien
construidos, lo importante es hablar con el corazón y con el ejemplo. Es lento,
claro que si, pero no debe preocuparnos eso, solo hay que seguir perseverando,
corrigiendo errores, asumiendo responsabilidades, entendiendo que esto es una
pelea de largo aliento y tenemos que estar muy preparados para ganarla.
Así lo entendieron en el
extremo austral, cuando recién comenzamos la siembra en 1988. Pese a que nos
auguraron corta vida, ahí vamos avanzando, peleando, perdiendo y ganando, pero
seguros de que es lo que hay que hacer.
Bien Punta Arenas en este
invierno del 2014: Entre frío y nieve, insuficiente para apagar el calor humano
irradiado por cientos de trabajadores y dirigentes comprometidos con la
organización, se iniciaron las asambleas de base con las que damos comienzo a
nuestro XII Congreso Nacional, que culminará a fines de Abril del 2015.
Y partió el Congreso junto
a negociaciones colectivas, apoyando marchas, naciendo desde la base sindical
las primeras propuestas de candidatos al directorio nacional, que se unirán a
otras para culminar con una elección universal, un trabajador un voto, establecida desde el 2010 en nuestro
estatuto.
Un abrazo a todos los que
hacen CGT por esas tierras y a seguir dándole que aún nos queda mucho por
hacer.
Aquí en Santiago y regiones
aledañas tampoco lo hacemos mal pero estamos aún faltos de fuerzas. Todavía
nuestras huelgas no reciben la visita y el apoyo de todos los que debieran. Aunque
no falta, es aun insuficiente y debemos esforzarnos más.
Todos tenemos problemas de
tiempo, nuestras propias preocupaciones, pero estar junto a esos que contra
viento y marea se ponen de pie para enfrentar al capital, es de verdad una de
las principales obligaciones de todos los que nos sentimos parte de la clase
trabajadora.
Lo digo de verdad. Menos
consignas y mas contacto con los trabajadores de carne y hueso, con los
desheredados, con los parias que siguen
ahí esperando que lleguemos con nuestra palabra y nuestra acción.
Es esta convicción la que
nos hará grandes. Podrá demorar, ser lento el crecimiento, pero cada acción en
la dirección correcta nos irá preparando para el momento en que enfrentemos a
nuestro adversario histórico y lo podamos vencer.
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T. CHILE