domingo, 19 de mayo de 2019


PULSO SINDICAL Nº 379 DEL 03 AL 17 DE MAYO DE 2019

¿Cuál es la sorpresa con la votación de los democristianos y radicales junto a la derecha por la cuestión previsional?.
Quizás si lo único que puede llamar la atención a estas alturas sea que algunos, pese a los múltiples   años de traiciones y deslealtades, sigan creyendo en que se puede mejorar la situación de nuestro pueblo pactando con gente como esta.
Los democristianos, con Patricio Aylwin a la cabeza, promovieron  el golpe de estado de 1973  y golpearon las puertas de los cuarteles, en la certeza de que los milicos les entregarían a ellos el poder mal habido. Los radicales han traicionado desde antes  que Gonzalez Videla proscribiera a los comunistas, luego de que estos lo llevaron a la presidencia y también se pusieron del lado de la derecha durante el gobierno de Salvador Allende. Son y han sido traidores, incluso a sus propios compromisos.
Así es que nada de extrañarnos con el actuar y accionar de estos Partidos y sus militantes más disciplinados. Es más, me asisten ciertas dudas en cuanto al actuar futuro de los ahora disidentes de este acuerdo con la derecha, si es que mantienen militancia en instrumentos que son contrarios a sus convicciones.

Los trabajadores, principalmente los dirigentes de quienes están organizados, no podemos ni debemos olvidar que los diputados de la Concertación (donde están incluidos varios de los que ahora han votado al lado de Piñera) apoyaron las reformas laborales en los gobierno de Aylwin, Frei, Lagos, Bachelet y Piñera, e incluso al crear la Nueva Mayoría los más de izquierda también apoyaron otras reformas que para nada han beneficiado a los trabajadores.
Para muestra un botón. Muchos, en la cámara de diputados (sobre todo los y las  que se dicen de izquierda) reclaman por las últimas reformas laborales de Piñera. Y sin embargo ellos, en el gobierno de Bachelet, aprobaron  la jornada de trabajo de 4 días en la semana y el trabajo a distancia (artículos 374 y siguientes del Código). Bueno  y también concurrieron con sus votos a aprobar la ley 20918, que entre otras cositas  corta la jornada diaria de los trabajadores de hoteles restaurantes y similares hasta por 4 horas.
  
Por eso y siendo muy justa la respuesta dada por Luis Messina luego de la aprobación de la idea de legislar (ojo, se ha aprobado la idea de legislar no la propuesta de ley) hay que analizar muy bien el llamado que está haciendo, en orden a comenzar a trabajar porque no se vote por estos diputados.
¿No votar por los que aprobaron la idea de legislar en lo previsional, o no votar por los que han aprobado las reformas laborales y que son diputados hace varios periodos?
El compañero Messina es clarito en su mensaje pero omite, creo que no deliberadamente, un dato fundamental. TODOS estos parlamentarios han sido electos por un % de electores que no supera el 40% del padrón electoral y si todo sigue igual en cuanto a la participación ciudadana, serán muy pocos los cambios que se producirán en la composición del Parlamento.
En mi modesta opinión, el primer llamado que se debe hacer es a la organización.    Constituir miles de sindicatos y organizaciones sociales, que se pongan en contacto con la población y la saquen del ostracismo en el que hoy se encuentra.
¿Dejar de votar por los democristianos radicales y la derecha y votar por quien?
¿Hacerlo por socialistas, comunistas, pepedes, frente amplistas, independientes?
 ¿Acaso estos últimos están vinculados con las organizaciones sindicales y sociales, conocen de sus propuestas y las han transformado en proyectos de ley, que aunque presentados y rechazados, son la expresión de un genuino interés por las demandas de la mayoría de los ciudadanos?
La respuesta es NO y por lo mismo debemos ser muy cuidadosos, ya que no podemos sacar a nuestro pueblo del fuego para hacerlo caer en las brasas.

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Hoy, 17 de mayo, la noticia corre como reguero de pólvora. El Tribunal Electoral declaró nulas las últimas elecciones de la CUT, entre otras cosas por padrón adulterado, cuotas no pagadas y un sin fin de arbitrariedades, que dejan al desnudo el carácter antidemocrático de este instrumento sindical, el que no hizo caso en su momento de las orientaciones que el mismo Tribunal le dio.
Sin embargo lo que más llama la atención es que la noticia es tratada como un  hecho extraordinario y tal cosa no es cierta. Un mínimo conocimiento de la interna de la CUT, basta para dejar en claro que el Tribunal se quedó corto y que lo que único extraordinario de este proceso, es que recién ahora se haya determinado que hay “cosas anómalas”.
¿2 años demora un Tribunal para determinar que hubo fraude, adulteraciones y un sin fin de anomalías, que vienen siendo práctica habitual de este instrumento sindical desde 1990?
Toda la vida se han falsificado padrones, pagado cuotas a última hora y elegido a quienes determinan los partidos o lotes según las correlaciones de fuerza al momento de la elección.
La cuestionada Central Sindical es validada por los gobiernos de turno y  los partidos, porque es la que apoya los acuerdos políticos que generan “reformitas” que en nada ayudan a la clase trabajadora.
¿Porque ahora el Tribunal Electoral les muestra los dientes y los obliga a repetir las elecciones? Simple, el gobierno ya tiene nuevos interlocutores. Ahí están la CAT, la UNT,  la CTCH que ya bendijeron las reformitas de Piñera.
En cualquier caso y para que estemos claros, si tienen un mes para repetir las elecciones, seguramente utilizaran el mismo esquema de votación ponderada con el que se han repartido el botín hasta ahora y así chutean su resolución de que la próxima elección era con votación universal. Cualquiera sea el paso siguiente, sin descartar una apelación al fallo, poco o nada cambiará de lo que se ha vivido hasta ahora.

La cuestión a definir es como se lleva la relación con el capital. ¿Se le confronta hasta que nos restituya lo que nos ha quitado o se negocia con él algunas migajitas para que parezca que algo cambia y siga todo igual?.
Los trabajadores y sus organizaciones tendrán la palabra.   

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El gobierno se alegra por que la idea de legislar sobre la reforma previsional permitirá mejorar “sustancialmente” las pensiones actuales.
Sin embargo y casi simultáneamente ha presentado una propuesta de reforma laboral que entre otras cosas apunta a “que los adultos mayores puedan optar por trabajar más en verano y menos en invierno”.
¿En qué quedamos, pensiones dignas o explotación de la fuerza de trabajo hasta que mueran, a los adultos mayores?

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Los alcaldes de Recoleta y Caldera han determinado que es sus municipios se trabajaran 40 horas semanales. El alcalde de Valparaíso ha expresado que esta  una buena medida que espera implementar el próximo año, pues eso obligaría a aumentar la planta de funcionarios del municipio.
No se puede sino saludar esta decisión y demandar el inicio de las acciones pertinentes, para que en todos los municipios del país se pueda aplicar una medida similar.
Sin embargo queda preguntarse a que trabajadores de los municipios se aplicará esta decisión de bajar las horas de trabajo semanal?
¿Gozarán de este derecho los miles de trabajadores de los municipios repartidos por todo Chile, que cumplen diversas labores como la limpieza de calles, de quienes se sabe no tienen derecho a baño ni a espacios para el descanso y la colación?
 
Debemos estar muy atentos a lo que pase respecto de este tema y seguir insistiendo en que lo que se debe establecer, es una jornada continua de 40 horas semanales distribuidas en 5 días.


MANUEL AHUMADA LILLO
Secretario de la CGT CHILE 
Presidente de la Central Clasista

domingo, 12 de mayo de 2019

PULSO SINDICAL EXTRA N°34 - A QUIEN PRETENDEN ENGAÑAR?


PULSO SINDICAL EXTRA N°34 - A QUIEN PRETENDEN ENGAÑAR?


Hace algunos días Piñera recibió apoyo para sus propuestas de adaptabilidad laboral, de importantes militantes democristianos que integraron activamente la llamada Concertación de Partidos por la Democracia, junto a socialistas, radicales y otros especímenes.
Me incluyo entre aquellos que han definido a esa estructura política como el instrumento que negoció una salida política con la dictadura que incluyó evitar al máximo sanciones por la violación a los derechos humanos, así como la convicción de que lo que se requería era humanizar el capitalismo haciendo modificaciones legales que no pusieran en riesgo la construcción de la dictadura, en particular el Código del Trabajo.

Es esta lógica de cambios ambiguos, asumida al final por todos quienes hoy disfrutan de las generosidades del poder, la que ha guiado toda la modificación al Código del Trabajo en estos casi 30 años de elección regular de autoridades.  Gran despliegue comunicacional para aplaudir o criticar las propuestas hechas por el gobierno de turno  y luego el trabajo silencioso entre los actores, que terminan promoviendo una reforma deslavada que en lo absoluto ayuda a los trabajadores.

Esta propuesta de Piñera se enmarca en esa lógica gatopardista construida en estos tiempos.

1.- Decir que con esta propuesta de reformas se instala la adaptabilidad laboral es una falacia, pues la adaptabilidad viene instalándose desde el mismo momento en que el capital determinó que el trabajador debía hacer todo lo que se le ordenase y cuando se requiriese. Desde el inicio de la revolución industrial que los patrones tratan de obtener el máximo de ganancias y es desde este mismo tiempo que la lucha de los trabajadores fue generando barreras de contención que impidieran el abuso indiscriminado.
La organización de los trabajadores y lo justo de sus demandas permitió que avanzaran en sus aspiraciones de cambio social.
Los Estados percibieron esto y generaron los mecanismos para evitar una revolución mundial de los explotados, atacando por una parte con dureza las movilizaciones de los trabajadores, junto con desarticular y prohibir sus organizaciones y por otro lado generando cuerpos legales que “calmaran” la impaciencia obrera.
Es la OIT uno de los puntos altos de esta política de Estado y también lo es la disgregación de los trabajadores en organizaciones según la visión ideológica de quienes dirigían.

Pese a lo anterior la legislación chilena protegía de buena manera a la clase trabajadora y es este uno de los elementos que posibilitaron el golpe de estado de 1973 y la posterior construcción del Plan Laboral.
Los trabajadores se la jugaron por reconstruir sus organizaciones y recuperar derechos arrebatados. El más alto nivel de organización lo consiguieron en 1988, constituyendo la Central Unitaria. La Plataforma de Lucha de esta organización demandaba la recuperación de muchas de las leyes laborales derogadas por la dictadura.
La Concertación concedió, en el papel, algunas de esas demandas, las que minimizó una vez obtenido el gobierno. La CUT abandonó y sepultó su plataforma de lucha.
Ambas instancias - CUT y Concertación -  coincidieron finalmente en que era correcto hacer cambios “en la medida de lo posible”.

No se restituyó a Federaciones y Confederaciones el derecho a negociar colectivamente.  No se estableció la indemnización por años de servicio sin tope. No se estableció una asignación familiar equivalente al costo de ½ kilo de pan y ½ litro de leche diario. No se restableció la jornada ordinaria de 8 horas diarias de trabajo, además de un largo etcétera.

2.-       La adaptabilidad  es definida, entre otras acepciones como “la capacidad de la persona para adaptarse o ajustarse a un nuevo medio, una nueva situación”.
Y desde esta definición vamos a fijar la atención en un elemento vital de la relación entre capital y trabajo. El contrato. Podremos darnos cuenta como se fue adaptando a la necesidad del patrón, por la vía de las modificaciones legales.
En los Códigos del Trabajo de 1938, 1964 y 1971, en lo relativo a las estipulaciones del  contrato de trabajo se establece en el número 4 del artículo 6 “la determinación precisa y clara de la naturaleza de los servicios y el lugar en que hayan de prestarse”.
La dictadura en el decreto ley 2.200 llevó al artículo 10 las estipulaciones para un contrato de trabajo. En el número 3 de este artículo 10 estableció la “determinación de la naturaleza de los servicios  y del lugar o ciudad en que hayan de prestarse
Así y pese a que, para beneplácito del patrón, además del lugar donde había que prestar los servicios se incorporaba “o la ciudad”, siguió quedando claro que tenía que establecerse en el contrato el tipo de trabajo que iba a realizarse.

Pasaron 2 gobiernos de la Concertación y se hizo clara, para goce del capital, la mantención y profundización de las normas de flexibilidad laboral. Sin embargo no se atrevieron a polifuncionalizar la naturaleza de los servicios,  ni tampoco pudieron adaptar al disfrute del patrón el cumplimiento de las obligaciones del trabajador.
Entre 1990 y 2000 habían modificado el Código del Trabajo, aumentando de 5 a 11 años el tope de la indemnización por años de servicio, lo que no era del agrado patronal.
Por lo mismo y aunque ya la dictadura había liberalizado la norma del articulo 10, la Concertación profundizó esa liberalización. Con la ley 19759, modificaron el número 3 del  artículo 10 agregándole  lo siguiente: “El contrato podrá señalar 2 o más funciones específicas, sean estas alternativas o complementarias”.
Hoy, son  miles de trabajadores los que cumplen 2,3, 5 y más funciones en una empresa.  

Más no era todo lo que tenían planeado.
Había que compensar al capital esa obligación de pagar mayor indemnización en caso de despido. Establecieron entonces los contratos de tiempo parcial y dentro de estos una descarada forma de explotación y adaptabilidad laboral.
En efecto, en los artículos 40 bis y siguientes, se establece entre otras cosas que la jornada será continua y no podrá exceder las 10 horas por día, aunque se permite el pacto de horas extras (40 bis A). Junto con esto  se podrán pactar alternativas de distribución de jornada  y el patrón podrá avisar con una semana de antelación en que jornada estará el trabajador a la semana siguiente., pudiendo pasar éste de la mañana, a la noche o la tarde, a su sola resolución (40 bis C).  ¿No es una forma clara  de adaptabilidad?

Para culminar esta instalación de la adaptabilidad en la legislación se aprueba en el año 2016 una nueva reforma, avalada por la CUT, que faculta los pactos sobre condiciones especiales de trabajo, adaptabilidad horaria semanal y trabajo a domicilio entre otras (artículos 274 y siguientes).

Conclusión? Piñera lleva a lo individual lo que ya estaba consagrado en lo colectivo.

3.- Todo lo demás es accesorio y tiene por objetivo confundir a los trabajadores.

¿Que la CUT y las directivas de los partidos de oposición acordaron oponerse a aquello que lesione los derechos de los trabajadores?.
Nada hicieron con la reforma aprobada el 2016, reforma que claramente lesionaba los derechos de los trabajadores. Y tampoco actuaron cuando se impusieron las reformas de los 90, ni las del 2001 y todas aquellas que han minimizado los derechos de los trabajadores. ¿Por qué creerles ahora?

¿Qué la CAT, la UNT, la CTCH y otros organizaciones están apoyando ahora las propuestas del gobierno?.
La mansa novedad, ellos y la CUT están en la pelea por el premio mayor, el acceso a los fondos de capacitación que estableció la última reforma laboral y el cambio de condiciones en la representación internacional.
¿Preocupación por los trabajadores? No la han tenido ni la tendrán. Hace harto tiempo que tomaron un lugar en esta lucha entre capital y trabajo y no es precisamente la defensa irrestricta de los derechos de los trabajadores.

¿Qué hay propuestas para disminuir la jornada a 40 horas semanales?.
Nadie podría oponerse a tal propuesta, pero debe saberse claramente si ésta considera la derogación del artículo 40 bis A), el artículo 27, y el artículo 34 bis, entre otros.
Es más, sostenemos que la jornada de trabajo debe ser de 40 horas semanales por 5 días a la semana y lo que es más importante, que sea una jornada continua de 8 horas.

No es fundamental, es más resulta anti humano, que el gobierno esté planteando ajustes para que los adultos mayores pacten jornadas semestrales o anuales, cuando lo único que debería legislarse en este plano es una pensión digna, para que los adultos mayores no tengan que estar trabajando después de pensionarse.
Se llega hasta el extremo de considerar un avance el terminar con el máximo de 2 horas extras por día, llevándolas a una bolsa de horas extras con un límite semanal o mensual.

Más y más explotación, eso es lo que se está proponiendo y sobre eso se discutirá.   

4.- Los trabajadores organizados tenemos un problema serio.
Respondemos a estas cuestiones con indignación, pero somos incapaces aún de generar un movimiento de oposición a lo que nos plantean los gobiernos de turno.
La razón es muy simple, permeados por el consumo y la individualidad, solo somos capaces de aspirar a reclamar en voz alta y entregar en manos de los parlamentarios  - LOS MISMOS QUE EN ESTOS 30 AÑOS HAN APROBADO LAS LEYES QUE NOS RIGEN-  la solución a nuestras demandas.

Ellos, los servidores del capital, en el gobierno y en el Parlamento, discutirán entre 4 paredes el proyecto de ley y se pondrán de acuerdo con lo que más les acomode.
El Código del Trabajo que nos rige es resultado de esta forma de legislar.

¿La salida? Ya fue expuesta por la Central Clasista desde su constitución y ratificada en el masivo acto del primero de mayo recién pasado.
Ellos, los detentadores del poder no nos entregaran lo que estamos demandando, construyeron su estructura para negarnos lo que es de justicia.

Hay que salir a educar a los trabajadores, con todos los antecedentes de que disponemos, para demostrarles que no es cierto que está todo perdido.
La lectura simple de este trabajo da cuenta de que hasta 1973 dispusimos de una legislación que reconocía muchos de los derechos que hoy reclamamos.

La organización es vital y aunque las sucesivas reformas legales de los últimos 30 años, hacen casi imposible la sindicalización en la micro pequeña e incluso la mediana empresa, debemos recurrir a nuevas formas orgánicas, para confrontar al adversario histórico.

Finalmente será la lucha permanente, la presentación de pliegos de peticiones o contratos colectivos de trabajo, unido a la movilización de millones lo que nos permitirá recuperar lo que nos están quitando.

MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente de la Central Clasista
Secretario de la CGT

miércoles, 8 de mayo de 2019

¿POR QUE NO SE IDENTIFICA A LOS RESPONSABLES?


¿POR QUE NO SE IDENTIFICA A LOS RESPONSABLES?



Durante la dictadura se vivieron hechos deleznables con un patrón común.
La información sesgada - o simplemente la  desinformación y/ o el silenciamiento de los hechos  - y la obsecuencia de la prensa que la mayoría de las veces daba por ciertas cuestiones que no lo eran. El caso de los jóvenes quemados es uno entre cientos.
Así, teníamos una acción de la dictadura y sus instrumentos (en el plano de los trabajadores la Secretaria Nacional de los Gremios y algunos renegados del sindicalismo ubicados en diversos grupos) cuyos actos siempre eran un ejemplo de civilidad y disciplina que hacía innecesaria la presencia y actuación policial, versus los antisociales opositores al “gobierno militar” que apoyados por extremistas buscaban generar el caos y el desorden.
Solo contados medios de comunicación se permitían – a riesgo de la integridad e incluso la vida de sus reporteros – cuestionar la desinformación de la dictadura y se las ingeniaban para que la población se enterara de la verdad.
¿Qué pudo pasar en estos casi 30 años como para que la mayoría de los medios de comunicación dejaran de lado la objetividad y la rigurosidad investigativa y se hayan puesto a entregar información sesgada que confunde a la población y la predisponen contra aquellos que se permiten cuestionar el sistema?

Seamos claros. Con ocasión de las actividades del primero de mayo de 2019 se ha informado sesgadamente y en forma maliciosa. Por un lado una organización con liderazgos y objetivos claros y por el otro los promotores del caos y la destrucción.
Unos, “los buenos” no requieren de protección policial ni deben ser molestados. Los otros, “los malos” deben ser vigilados con celo, ya que  son el germen del caos y la destrucción. No solo se informa poco o nada de lo que reivindican los convocantes (o al menos algunos de ellos) sino que se presentan imágenes, fotográficas y filmadas, donde se contrastan la ordenada manifestación de un sector y la brutal presentación del otro.

Vayamos a lo que paso este primero de mayo. Aquello que llevó a la intendenta y al alcalde de Santiago a saludar y destacar a una central de Trabajadores, al mismo tiempo que hacer responsable de caos y la destrucción a los organizadores de la marcha clasista, a quienes han llamado a dar la cara.
Todo esto fue recogido casi sin cambios por los medios de comunicación, instalando de esta manera en la población la imagen de los buenos y los malos ciudadanos.
Muchos trabajadores tendrán entonces miedo a futuro de expresar su descontento. Se está instalando peligrosamente la idea de que hay solo una forma de demandar cambios, y esa parece ser la que los detentadores del poder se encargan de difundir.
Los hechos del primero de mayo no son responsabilidad de la Central Clasista de Trabajadores. Responden a un trabajo concertado, acucioso, de quienes no quieren que una opinión fuera de la aceptada por el poder se difunda. Para ello se debe infiltrar, agredir, dañar y dejar que el gobierno cumpla con su parte del trabajo.

¿Es que acaso quienes pedimos el permiso para la marcha clasista hemos ocultado nuestro rostro, usamos nombres falsos, y entregamos domicilios que no existen?.

Mejor haría la autoridad, intendente y alcalde, en pedir a las policías un análisis exhaustivo de las imágenes que tomaron sus cientos de cámaras diseminadas a lo largo y ancho de la Alameda y por las que han pagado cientos de millones. Podrán encontrar sin mucha dificultad a los jefes de los encapuchados que agredieron a hombres y mujeres trabajadores que marchaban por sus demandas.
Los que generaron desordenes a vista y paciencia de decenas de policías instalados en cada calle y pasajes que daba a la Alameda norte entre Brasil y Matucana, no fueron los marchistas que concurrieron al llamado de la Central Clasista. Fueron los mismos de siempre que nunca son detenidos y que no tienen nada que ver con la manifestación.
Las imágenes dejaran al descubierto y a los ojos de las autoridades la brutal represión de carabineros, quienes no trepidaron en atacar el escenario y golpear a todo aquel que se cruzara en su camino.

Esa y no otra es la verdad, revisen cuadro por cuadro las imágenes. Se verán obligados a reconocer que la Central Clasista no es responsable de ninguno de los hechos que le achacan.
Sin embargo apuestan al paso de las horas y los días, a que los medios de comunicación instalen otros temas que oculten esta desvergonzada tergiversación de hechos.

Por lo mismo es una obligación llamar a los trabajadores a no creer la versión oficial, a no dejarse ganar por el miedo, a seguir trabajando por desarrollar o fortalecer la organización  en la que participan.
Nos asiste la verdad, esa verdad que ha dejado siempre claro que no destruimos si no que construimos. Verdad que dice que nos rebelamos frente a la injusticia y la discriminación, a pesar de todos los costos que dicha rebeldía puede implicar.

La lucha no se acaba hasta conseguiré la victoria.


MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente de la Central Clasista
Secretario de la CGT

sábado, 4 de mayo de 2019

PULSO SINDICAL Nº 378 DEL 16 DE ABRIL AL 02 DE MAYO DE 2019


PULSO SINDICAL Nº 378 DEL 16 DE ABRIL AL 02 DE MAYO DE 2019



Hemos conmemorado un nuevo primero de mayo.
Hemos conversado con miles de trabajadores en los días previos y en muchos percibimos  desconocimiento e incluso temor, cuando les hablamos de la clase trabajadora y sus luchas. Como que no se sienten parte de ella. Por eso queremos compartir con todos esta reflexión.

El concepto clase obrera, clase trabajadora o proletariado “designa al conjunto de trabajadores que, desde la revolución industrial, aportan básicamente el factor trabajo en la producción y a cambio reciben un salario o contraprestación económica, sin ser propietarios individuales de los medios de producción. Se contrapone así a la clase capitalista o aquel sector social que acapara el capital

Podemos decir entonces que la clase trabajadora es aquella que sin ser propietaria de las empresas y de los que estas tienen, trabaja para ellas y recibe una compensación económica que regularmente no guarda relación con todo el esfuerzo que hace el trabajador.
¿Entonces ¿porque el temor e incluso rechazo cuando se llega a los trabajadores con un discurso de “sindicalismo clasista”?.
No se trata del invento de “algunos izquierdistas extremos” como suelen decir quienes temen a toda posición clara y concreta de los abusados en sus derechos.
Tampoco de un discurso trasnochado sobre cosas que ya no existen.

Se trata simplemente de la verdad, una  verdad incómoda para muchos, pero absolutamente vigente.
El Sindicato o la organización que reúne a los trabajadores en torno a sus aspiraciones más sentidas, debe ser siempre un instrumento de defensa y de propuestas.
Defender los derechos de los trabajadores es más que un deber, es una obligación que tiene que hacer suya cada dirigente.
Esa y no otra es la obligación de la organización, de sus dirigentes y de sus asociados.

Ser clasista, entonces, es asumir con propiedad en qué lugar de la cancha se está jugando. Entender que no todo se solucionará con modificaciones legales o algunos beneficios en los instrumentos colectivos.
Es saberse parte de un sector social que ha sido discriminado históricamente.
Es entender que a nosotros nos corresponde construir una nueva sociedad, en la que nuestras familias puedan vivir dignamente.
Ser clasista es sentirse orgulloso de estar en el lado de la clase de los trabajadores.
Es asumir que nuestro adversario es el capital y que a este no se le derrota solo con palabras, que es fundamental la organización.

Palabras simples, elementos concretos.
Somos parte de una clase y tenemos la obligación de estudiar hasta comprender porque hay unos pocos que explotan y unos muchos que son explotados. Entendiendo esto seremos capaces de asumir que tenemos el pleno derecho de exigir respuestas a nuestras demandas más sentidas y desde ahí avanzaremos hasta explicarnos claramente la existencia de las organizaciones que nos cobijan y defienden sin concesiones.
Las concesiones no son más que aquellos discursos blandengues que nos dicen que para tener una cosa debemos renunciar a otra.
Es la defensa irrestricta de los derechos de los trabajadores lo que hace la diferencia entre una organización clasista y la que no lo es.

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La CGT y otras organizaciones se definen como clasistas y tras un largo proceso de análisis y trabajo unitario llegaron a la conclusión de que no quedaba otra que construir una organización que los aglutinara.
No se puede seguir esperando que otros (gobiernos, parlamentarios)  hagan las cosas por nosotros, porque los resultados no serán buenos. De allí que resolviéramos ponernos a trabajar para educar a los trabajadores, apoyarlos en la construcción de organizaciones clasistas y luego todos juntos luchar por lo que es de justicia. 

Es con esa convicción que nació la Central Clasista de Trabajadoras y Trabajadores.
Un ejercicio de unidad de los que creen en los trabajadores como actor fundamental en el desarrollo de la sociedad, una apuesta para buscar las salidas a la postración y la desesperanza en la que han caído muchos de nuestros hermanos y hermanas trabajadores.

El desafío inicial de la recién constituida Central Clasista era articular su estructura de dirección y desarrollar el proceso de elección universal de sus dirigentes, tanto en Santiago como en regiones. Luego de 8 meses de trabajo logramos un trabajo armónico  y constante en la dirección ejecutiva y nacional, además de articular un proceso de elección universal que nos permitirá elegir al directorio nacional, la directiva de la Región metropolitana e iniciar el proceso de organización en la 8va, 9na y 12va regiones.
Si a eso unimos el trabajo permanente de propaganda y comunicaciones, las salidas regulares de agitación y educación sindical que se articulan en los “Puntos Clasistas” y las actividades de conmemoración de luchas obreras, no podemos sino sentirnos satisfechos.
La Asamblea Nacional del 22 de marzo dio el vamos al itinerario para el proceso de elección universal y con posterioridad el 22 de Abril se constituyó la Comisión Electoral, entidad que deberá velar por el correcto desarrollo del proceso electoral, a realizarse entre los meses de Julio y Agosto de este año.
La primera labor de esta comisión fue tomar conocimiento de la información entregada por la Tesorería en cuanto a que organizaciones estarán habilitadas para votar así como la cantidad de asociados de las mismas.
Y es que el pago mensual de las cotizaciones es el único instrumento que valida la participación y la acción de cada una de las afiliadas. Durante este mes de mayo la comisión electoral dictará las pautas y normas para la inscripción de candidaturas y luego se entregará el cronograma con fechas y lugares de votación para que el clasismo organizado proceda a votar y elegir a sus dirigentes. Llegamos con 240 sindicatos y 20.000 y algo más de afiliados, por lo que lograr una participación del 50% o más de los votantes será un gran paso adelante.

Se avanza y eso será siempre importante.

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Este primero de mayo nos mostró que vamos por el camino correcto, pues en torno a las banderas del clasismo se unieron decenas de organizaciones sociales y políticas.
En la marcha clasista participaron las enseñas de trabajadores de la empresa privada y públicos, pobladores, estudiantes básicos, secundarios de institutos y universitarios, feministas de clase, pueblos originarios, junto a las banderas de muchos partidos y movimientos políticos.
Todos unidos en torno a las demandas de la clase.
Por eso la represión fue más descarada y dura que otros años.
No pudieron minimizarnos con la censura, no pudieron negarnos las calles pese a las campañas del terror. Ni siquiera consiguieron que los trabajadores se fueran a la marcha preferida de las autoridades de gobierno.
Han dicho “allá liderazgos y objetivos claros, acá destrozos y caos” y para ello no escatimaron esfuerzos.
Cientos de carabineros hostigándonos desde la partida, registros y requisas. En cada calle que da a la Alameda entre Brasil y Matucana efectivos policiales como en dictadura, prestos a gasearnos con lacrimógenas, mojarnos y darnos de palos porque si no más.
Como si con ello nos fueran a quitar las ganas de luchar.

Este año reaparecieron los provocadores e infiltrados. Bien equipaditos y con su vestuario oscuro, destruyendo con fierros y martillos todo lo que tenían a su paso, a vista y paciencia de los policías.
Cortaron la marcha, se enfrentaron con nuestros compañeros y compañeras que les increparon, estuvieron siempre recibiendo ordenes de 1 0 2 tipos que tenían claramente definido su plan y lo cumplieron a la perfección.
De dónde vienen? Serán, como describió Edgardo Marin en El Mercurio de mayo de 2018 “los que van a las marchas no para luchar por algo o contra algo, sino a romper. cualquier cosa: una luminaria, un semáforo, una cabeza, un vehículo. La cosa es romper. Me dicen que muchos de estos encapuchados se  suben después de los destrozos a los buses policiales ordenadamente, pues  serían  policías de civil. Esto tampoco sorprende a la ciudadanía, que los creen capaces  de hacer cosas peores de las que hacen de uniforme”

El alcalde de Santiago y la Intendente nos han invitado a dar la cara y es bueno que sepan que nunca la hemos ocultado. Ellos nos culpan de los desmanes y destrozos, pero lo hacen por una orden de gobierno pues tienen muy claro que no tenemos nada que ver.
¿Será posible que junto a las policías revisen todas las cámaras que están instaladas en la Alameda para “protegernos de la delincuencia” e identifiquen de una buena vez a los que provocan el caos?.
Dirigentes sindicales y marchistas nos han dicho que los jefes de “los gurkas” actuaron a rostro descubierto y con tanta tecnología disponible a la autoridad no le costaría nada dar con los responsables.

Reprimieron los carabineros como en dictadura, provocaron descaradamente las carabineras de quienes tenemos sus nombres por si la autoridad de verdad quiere iniciar una investigación. Y por último  y para que nadie se confunda, el incendio de la tienda comercial se produjo en el sector más copado de carabineros, donde actuaba en guanaco y se lanzaron decenas de lacrimógenas.     

Y pese a todo logramos sacar adelante nuestra conmemoración y también se logró el objetivo en Talcahuano, el sindicalismo clasista vive y se irradia por todos los sectores.
La tarea recién comienza.


MANUEL AHUMADA LILLO
Secretario C.G.T. CHILE
Presidente Central Clasista de Trabajadores y Trabajadoras