sábado, 24 de agosto de 2019


PULSO SINDICAL EXTRA N°35 – NO A LA CENSURA

El capital y sus servidores siempre guardan silencio en lo que respecta a difundir la opinión de aquellos que les combaten sin ambigüedades.

A fin de cuentas, el día en que las posiciones correctas comiencen a hacerse carne en los explotados y comience a germinar la conciencia de clase, deberán responder por tanta censura, discriminación y exclusión.
Tengo la fortuna de poder escribir sobre lo que me trasmiten miles de compañeras y compañeros, por lo que público periódicamente columnas de opinión sobre diversos temas, con el único y claro objetivo de dejar establecidas y expuestas nuestras posiciones.
En estas semanas se han publicado todas las argumentaciones de la coalición gobernante y de quienes juegan el rol de oposición, respecto de la conveniencia o no de bajar las horas de trabajo de la jornada diaria y semanal.
No obstante, la censura feroz a las posiciones y planteamientos clasistas, nos hace aparecer ajenos o alejados de la discusión. Y eso no es así.

Rechazamos con fuerzas y convicción las propuestas de reforma laboral de Piñera, pues son más de lo mismo y no ayudaran a sacar a los trabajadores de la miseria en la que los tiene sumidos el capital y sus leyes.
Asimismo, y con la misma fuerza, rechazamos las posiciones ambiguas o derechamente traicioneras de aquellos que aceptaron calladitos las reformas en los gobiernos de la Concertación y la Nueva Mayoría y hoy día se presentan como defensores de una clase duramente castigada por el sistema imperante y por un sindicalismo ambivalente, del que por fortuna no formamos parte.

Por todo lo anterior es que envíe una carta abierta a los medios de comunicación, llamando la atención por su falta de objetividad y coraje, además de la discriminación evidente que aplican a quienes se oponen al sistema.
El responsable del envío consideró que además de los medios regulares en radio, diarios y televisión, era bueno también llamar la atención de todos los medios registrados en la base de datos.
A quienes se sintieron tocados mis disculpas. Aprovecho de decirles que he corregido levemente el documento, para que nadie se sienta ofendido y se sirva del mismo para ignorar nuestros planteamientos y calificar a la organización y nuestras intenciones.


CARTA ABIERTA A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

En mi calidad de dirigente sindical, me permito dirigir la presente, teniendo claro que a lo más será leída a la rápida o probablemente, como ha sido una costumbre de ustedes, ignorada pues no es parte del habitual coctel de distracción que se entrega a la ciudadanía.
Ciertamente no se puede guardar silencio al constatar cómo se sigue dando cobertura a organizaciones sindicales y directivos que hace ya mucho tiempo cambiaron las irrenunciables demandas de los trabajadores por “avances en la medida de lo posible”.   
Que el ministro del trabajo diga que se reúne con dirigentes de Sindicatos y Federaciones, sin indicar de quienes se trata, es una muestra evidente de que lo que se busca es instalar en la opinión pública la imagen de los trabajadores y sus organizaciones están escuchando lo que dice el gobierno y no tienen opiniones en contrario.
Quienes aparecen reuniéndose con el gobierno, los patrones y la llamada oposición, no necesariamente representan a las grandes mayorías de explotados.     

Existen organizaciones y dirigentes sindicales que entregan muchos elementos para probar que nuevamente se está desinformando a la población, en este caso  respecto de la disminución de la jornada de trabajo, y sin embargo estas parecen no existir para los medios de comunicación.
La censura y discriminación que se aplicó en dictadura sigue plenamente vigentes en la actualidad, lo que implica que millones de compatriotas estén recibiendo información sesgada o derechamente falsa.
Podría guardar silencio y tragarme la indignación y la rabia, pero al menos quiero dejar expuestas algunas cuestiones que mostrarán en algún momento futuro, que no todos comulgábamos en este país con ruedas de carreta y que fue la censura, aplicada descaradamente por ustedes, lo que impidió que los trabajadores tomaran conocimiento de las posiciones del sindicalismo clasista. Aquí algo de lo que se niegan a publicar.

1.-
La CUT ha puesto el grito en el cielo por el proyecto de ley del gobierno orientado a la modernización de la Dirección del Trabajo (El Mercurio, B3, 16 de agosto 2019), proyecto que apunta a la creación de un panel de expertos para la calificación de los servicios mínimos, además de realizar cambios en temas de transparencia y fuero de los dirigentes sindicales.
Tal parece que los malos atacan de nuevo y los buenos desenvainan sus espadas para salir en defensa de los trabajadores. La cosa no es tan así y les explicaremos porque.
Los servicios mínimos son una creación perversa, cuyo único objetivo es facilitar a los patrones las trabas en el proceso de negociación colectiva, llegándose al absurdo que los dueños del capital tienen facultad para demandar que tipo de funciones desean que sigan operativas en el caso hipotético que los trabajadores vayan a huelga. En concreto, si hay huelga la empresa podría llegar a seguir operando con estos servicios mínimos, más los rompehuelgas contratados.
Lo que los trabajadores ignoran - y también muchos dirigentes – es que la figurita de los servicios mínimos es fruto de las reformas aprobadas en el gobierno de Bachelet, con el entusiasta apoyo de muchos de los parlamentarios que hoy hacen oposición al gobierno de Piñera.   
En lo que respecta a los fueros, se indica por parte del gobierno que la reforma obedece a que hay mucho desenfreno y se constituyen sindicatos de empresa con personas que están recién despedidas o a punto de serlo. Se propone entonces que dichos fueros solo sean efectivos desde que se solicita el ministro de fe y con un plazo que no supere los 10 días.  
Nuevamente lo que se desconoce o se silencia, es que fue en la última reforma de Bachelet y la nueva mayoría que se hicieron ajustes importantes en la cuestión de los fueros y los ministros de fe.
En efecto, se estableció, en la última reforma, que la constitución de los sindicatos interempresas será con un fuero máximo de 10 días y desde que se solicite ministros de fe. Además se estableció que la elección de los delegados sindicales debe hacerse ante inspectores del trabajo. (artículo 221, inciso cuarto, del Código del Trabajo)
¿ Que dijeron entonces los parlamentarios de “izquierda y de centro”?
¿ Que hicieron quienes están hoy en el Frente Amplio?
¿ Que, los sindicalistas que aplaudieron estos nuevos “avances” en las normas del trabajo?

2.-
Los patrones junto a entusiastas sindicalistas, que no tienen interés alguno en reivindicar las demandas irrenunciables de los trabajadores, se han reunido en el día de ayer con el objetivo de generar una alternativa a la discusión instalada en torno a que es mejor para los trabajadores, si una jornada rígida de 40 horas semanales o una jornada flexible de 41 horas semanales (El Mercurio, B2, 21 de agosto).

Nadie podría expresarse en contra de esta aspiración de los trabajadores.
Una jornada de 8 horas diarias de trabajo continuas por 5 días a la semana es el anhelo de millones de asalariados, en Chile y en el mundo entero.
Sin embargo, se hace necesario decir que en las actuales condiciones ninguna de las propuestas en discusión solucionará o aminorará el drama que viven millones de trabajadores. Tampoco lo será la propuesta de patrones y yanaconas disfrazados de dirigentes sindicales.

En el hipotético caso de que se concrete una disminución de la jornada, eso no significará una mejora en la condición de vida de los trabajadores y sus familias. Muy por el contrario. Podría darse el caso de que al trabajar 8 horas por 5 días a la semana, o 4 días de trabajo y 3 de descanso - dependiendo de las fórmulas hasta ahora propuestas-, la mayoría de los trabajadores busque un segundo y hasta un tercer empleo, con el fin de generar mayores ingresos al final del mes. Con casi total certeza estos empleos complementarios serán sin previsión o en condiciones aún más desmejoradas que el primero.

Quienes están promoviendo el cambio a la jornada laboral o ignoran la realidad que viven los trabajadores chilenos, o simplemente levantan dichas propuestas en la idea de negociar acuerdos intermedios que dejen contento a todo el mundo, SU MUNDO y no el de los explotados.
Los trabajadores y sus familias viven en condiciones muy desmejoradas y un alto % de los asalariados reciben remuneraciones miserables.
La Encuesta Suplementaria del INE indica que “el ingreso mediano de los trabajadores ocupados  llegó a $ 400.000 mensuales en 2018, es decir, el 54% de los trabajadores percibió ingresos menores o iguales a ese monto. (El Mercurio, B5, 14 de agosto 2019)

Para que nadie se confunda en esta discusión. Ninguna de las 2 propuestas sirve a los trabajadores si no se modifica primero el monto del ingreso mínimo mensual.

3.-
Los trabajadores  no tendrán armonía familiar ni podrán optar a descanso, vida familiar, deportes y recreación, mientras no reciban remuneraciones dignas y tengan derecho a salud, vivienda y educación garantizado.
Por eso queremos reiterar nuestra demanda de 40 horas semanales continuas en 5 días, para todos los trabajadores (las propuestas en discusión no van en esa dirección ni son para todos), lo que es inseparable de la exigencia de gratificación garantizada, pago de parte de la patronal del 50% de la previsión mensual y derecho a locomoción y colación diarios, entre las demandas más urgentes de la clase trabajadora.

Los abusados hasta en sus más mínimos derechos, deben entender definitivamente que los patrones no son benefactores ni filántropos. Ellos tienen lo que tienen gracias al abuso y las bajas remuneraciones que pagan.
Si los empresarios disminuyeran sus márgenes de ganancias (ganancias obtenidas gracias a nuestro trabajo) todo sería distinto.
No solo habría pleno empleo sino que podríamos acceder a descanso y recreación, disminuiría la delincuencia y todos los males provocados por las carencias.

4.-
Ya por demasiado tiempo hemos estado leyendo y escuchado sobre “reformas al Código del Trabajo”.
Uno tras otro los gobiernos han presentado propuestas que, en lo grueso, han instalado en la legislación la polifuncionalidad (cumplir más de una función en el trabajo), el trabajo de tiempo parcial (con sueldos proporcionales al ingreso mínimo según las horas trabajadas) la flexibilidad (estar donde el patrón quiere y a la hora que se le dé la gana) y un sinfín de otros cambios que solo han hecho más difíciles las cosas para millones de trabajadores y trabajadoras en el país.
Por lo tanto, nuestra discusión debe cambiar de eje. No podemos seguir analizando las reformas del gobierno y constatando cuan malas son.
Ellos y los patrones no nos van a dar así como así  lo que nosotros queremos y necesitamos.

Debemos comenzar a pensar en que cosas necesitamos para que nuestra vida y la de nuestras familias mejoren. Es un derecho el pago de locomoción y colación diarios, la gratificación garantizada, un ingreso mínimo justo y digno, 8 horas continuas de trabajo por 5 días en la semana y debemos comenzar a exigirlas abiertamente.

Las reformas laborales bajo el control del capital no van a significar nada bueno para los abusados y abusadas en sus derechos. Solo ayudan a dilatar la discusión de verdad.
Vamos a comenzar por educarnos en nuestros derechos. Así tendremos fuerza y decisión para construir la organización que los promueva y difunda para, finalmente dar la lucha por estos derechos en todos los espacios posibles.

Tenemos claro que es un desafío grande pero vamos a trabajar duro por hacerlo realidad, aunque la censura del capital busque lo contrario.

Como trabajadores clasistas tenemos la obligación de ser claros en nuestras posiciones y no damos ni daremos espacio a la ambigüedad. Vamos a salir a concientizar a millones con el objetivo de alcanzar un gobierno de trabajadores, única posibilidad para dar concreción a nuestras aspiraciones.
Y en algún momento lo lograremos, más allá de la censura y discriminación comunicacional a la que se nos somete.

MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente de la Central Clasista de Trabajadoras y Trabajadores
Secretario de la Confederación General de Trabajadores

sábado, 17 de agosto de 2019

PULSO SINDICAL Nº 384 DEL 23 DE JULIO AL 14 DE AGOSTO DE 2019


PULSO SINDICAL Nº 384 DEL 23 DE JULIO AL 14 DE AGOSTO DE 2019

SERVICIOS MINIMOS Y FUEROS
La CUT ha puesto el grito en el cielo por el proyecto de ley del gobierno orientado a la modernización de la Dirección del Trabajo (El Mercurio, B3, 16 de agosto 2019).
El proyecto en cuestión apunta a la creación de un panel de expertos para la calificación de los servicios mínimos, además de realizar cambios en temas de transparencia y fuero de los dirigentes sindicales.
Tal parece que los malos atacan de nuevo y los buenos desenvainan sus espadas para salir en defensa de los trabajadores. La cosa no es tan así y les explicaremos porque.
Los servicios mínimos son una creación perversa, cuyo único objetivo es facilitar a los patrones las trabas en el proceso de negociación colectiva, llegándose al absurdo que los dueños del capital tienen facultad para demandar que tipo de funciones desean que sigan operativas en el caso hipotético que los trabajadores vayan a huelga. En concreto, si hay huelga la empresa podría llegar a seguir operando con estos servicios mínimos, más los rompehuelgas contratados.
Claro, la ley dice que no se puede contratar reemplazos si no se cumplen ciertos mínimos, pero los patrones lo hacen igual. Entonces el Sindicato debe denunciar la anomalía, pedir fiscalización y cruzar los dedos para que llegue pronto un Inspector del Trabajo.
Después se multa a la empresa si los amarillos no salen y para sacarlos debe denunciarse previamente a tribunales, Así y todo algunos se atreven a decir que está consagrado el derecho a huelga efectiva. Con que ropa?
Lo que los trabajadores ignoran - y también muchos dirigentes – es que la figurita de los servicios mínimos es fruto de las reformas aprobadas en el gobierno de Bachelet, con el entusiasta apoyo de los parlamentarios que hoy hacen oposición al gobierno de Piñera.    Esta nueva propuesta de reforma tiene como objetivo que la maquina funciones mejor, nada más que eso.

En lo que respecta a los fueros, se indica por parte del gobierno que la reforma obedece a que hay mucho desenfreno y se constituyen sindicatos de empresa con personas que están recién despedidas o a punto de serlo. Se propone entonces que dichos fueros solo sean efectivos desde que se solicita el ministro de fe y con un plazo que no supere los 10 días.  Nuevamente lo que se desconoce o se silencia, es que fue en la última reforma de Bachelet y la nueva mayoría que se hicieron ajustes importantes en la cuestión de los fueros y los ministros de fe.
En efecto, se estableció que la constitución de los sindicatos interempresas será con un fuero máximo de 10 días y desde que se solicite ministros de fe. Además se estableció que la elección de los delegados sindicales debe hacerse ante inspectores del trabajo.
¿ Que dijeron entonces los parlamentarios de “izquierda y de centro”?
¿ Que hicieron quienes están hoy en el Frente Amplio?
¿ Que, los sindicalistas que aplaudieron estos nuevos “avances” en las normas del trabajo?

Es la maldita teoría de “avanzar en la medida de lo posible” lo que ha ido minando la convicción de muchos dirigentes. Es la costumbre de ir aceptando las migajas en vez de reclamar por el pan, lo que está destruyendo la organización de los trabajadores.
Por eso es que no se puede llamar tan livianamente a protestar, sin dejar claro antes las responsabilidades de unos y otros. Sumar es importante, pero no a cualquier precio.

¿40 O 41 HORAS SEMANALES?

Desde hace ya mucho tiempo que se viene hablando de una jornada de trabajo justa y sin embargo no siempre se avanzó en esa dirección. Doloroso resulta constatarlo y decirlo,  pero ni siquiera durante el gobierno popular se avanzó en leyes para concretar como correspondía la demanda de Chicago en 1886.
8 horas de trabajo, 8 horas de descanso 8 horas de recreación.

“..En 1760 un filósofo francés, Helvecio, escribía: En la mayoría de los reinos no hay más que dos clases de ciudadanos, una a la que le falta lo necesario, otra que rebasa de bienes superfluos. La primera no puede proveer a sus necesidades más que por un trabajo excesivo. ¿Cómo hacer para devolverle la felicidad?. Disminuir la riqueza de unos y aumentar la de los otros, Poner al pobre en condiciones tales que con un trabajo de siete u ocho horas pueda subvenir abundantemente  a sus necedades  y a las de su familia.
Esta opinión, que pareciera muy adelantada a su época, era más tarde ratificada por Benjamín Franklin, uno de los líderes de la independencia norteamericana, quien afirmaba que no ya con ocho horas, sino con cuatro horas trabajadas diariamente por cada uno, se crearía la riqueza suficiente como para satisfacer ampliamente las necesidades de todos”.
En 1833, Roberto Owen se pronunciaba en su Catecismo por la adopción de la jornada de ocho horas. Los socialistas utópicos  del siglo XIX hicieron suyas las bien fundadas razones de Owen.
En 1840 Cabet se pronunciaba por la jornada de siete horas.
Weitlingt en 1842, opinaba que organizando a la sociedad en forma comunista podría fijarse la jornada de seis horas” *
*Día Internac. de los Trabajadores – Un  largo camino de organización y lucha – página 56

Han transcurrido siglos desde estas afirmaciones, pero siguen siendo plenamente válidas y todo indica que no han sido siquiera leídas por quienes hoy se pelean los espacios, para convencer a los trabajadores sobre una u otra propuesta de disminución de la jornada.

Las reformas laborales implementadas desde el término de la dictadura, no han sido beneficiosas para los trabajadores. Mucha fanfarria y discursos bonitos, pero el día a día de los asalariados sigue lleno de problemas que tienen como centro un patrón común.
Abusos patronales y carencia de resguardo - y de sanción - ante estos.
Sueldos absolutamente insuficientes para cubrir las necesidades de un grupo familiar (considerando padre, madre y 2 hijos), unido a la imposibilidad real de organizarse en sindicatos y negociar colectivamente.
Desde que se instalara la dictadura se hace lo que el patrón quiere, pues rebelarse es sinónimo de cesantía y persecución.

Esa es la realidad que viven millones de asalariados en Chile, por más que algunos se esfuercen por convencernos de lo contrario.

Por estos días la discusión se centra en la disminución de la jornada de trabajo: 40 horas dice la oposición, 41 horas sostiene el gobierno de Piñera.

Ambos - gobierno y oposición -, aducen que sus propuestas apuntan a “mejorar la calidad de vida de los trabajadores”(diputada Cariola, El Mercurio, C2, del 8 de Agosto) y a ”generar más tiempo libre para lo más importante: familia, amigos, cultura, deportes y recreación ( presidente Piñera, El Mercurio, B3, 9 de agosto de 2019).

Nadie podría expresarse en contra de esta aspiración de los trabajadores. Sin embargo se hace necesario decir que en las actuales condiciones, ninguna de las propuestas solucionará el problema de fondo.
En el hipotético caso de que se concretara la disminución de la jornada, eso no significará una mejora en la condición de vida de los trabajadores y sus familias.
Muy por el contrario. Podría darse el caso de que al trabajar 8 horas por 5 días a la semana, o 4 días de trabajo y 3 de descanso - dependiendo de las fórmulas que se proponen -, la mayoría de los trabajadores busque un segundo empleo, con el fin de generar mayores ingresos al final del mes. Con casi total certeza este segundo empleo o será sin previsión o en condiciones aún más desmejoradas que el primero.
Quienes están promoviendo el cambio a la jornada laboral o ignoran la realidad que viven los trabajadores chilenos, o simplemente levantan dichas propuestas en la idea de negociar acuerdos intermedios que dejen contento a todo el mundo. SU MUNDO y no el de los explotados.
Los trabajadores y sus familias viven en condiciones muy desmejoradas y un alto % de los asalariados reciben remuneraciones miserables. La Encuesta Suplementaria del INE indica que “el ingreso mediano de los trabajadores ocupados  llegó a $ 400.000 mensuales en 2018, es decir, el 54% de los trabajadores percibió ingresos menores o iguales a ese monto. (El Mercurio, B5, 14 de agosto 2019)

Para que nadie se confunda en esta discusión. Ninguna de las 2 propuestas sirve a los trabajadores si no se modifica primero el monto del ingreso mínimo mensual.
Los trabajadores  no tendrán armonía familiar ni podrán optar a descanso, vida familiar, deportes y recreación, mientras no reciban remuneraciones dignas y tengan derecho a salud, vivienda y educación garantizado.
Queremos reiterar nuestra demanda de 40 horas semanales continuas en 5 días, para todos los trabajadores (las propuestas en discusión no van en esa dirección ni son para todos), lo que es inseparable de la exigencia de gratificación garantizada, pago de parte de la patronal del 50% de la previsión mensual y derecho a locomoción y colación diarios.

La clase trabajadora debe entender definitivamente que los patrones no son benefactores ni filántropos. Ellos tienen lo que tienen gracias al abuso y las bajas remuneraciones que pagan. Si disminuyeran sus márgenes de ganancias (ganancias obtenidas gracias a nuestro trabajo) todo sería distinto. No solo habría pleno empleo sino que podríamos acceder a descanso y recreación, disminuiría al máximo la delincuencia y todos los males provocados por las carencias.
Está claro entonces por lo que se debe luchar. Es momento de salir a concientizar a millones para generar un gobierno de trabajadores, única posibilidad para dar concreción a nuestras aspiraciones.



MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente Central Clasista
Secretario CGT Chile