PULSO SINDICAL Nº 384 DEL 23 DE JULIO AL 14 DE
AGOSTO DE 2019
SERVICIOS MINIMOS Y FUEROS
La CUT ha puesto el grito en el cielo
por el proyecto de ley del gobierno orientado a la modernización de la
Dirección del Trabajo (El Mercurio, B3, 16 de agosto 2019).
El proyecto en cuestión apunta a la
creación de un panel de expertos para la calificación de los servicios mínimos,
además de realizar cambios en temas de transparencia y fuero de los dirigentes
sindicales.
Tal parece que los malos atacan de
nuevo y los buenos desenvainan sus espadas para salir en defensa de los
trabajadores. La cosa no es tan así y les explicaremos porque.
Los servicios mínimos son una creación
perversa, cuyo único objetivo es facilitar a los patrones las trabas en el
proceso de negociación colectiva, llegándose al absurdo que los dueños del
capital tienen facultad para demandar que tipo de funciones desean que sigan
operativas en el caso hipotético que los trabajadores vayan a huelga. En
concreto, si hay huelga la empresa podría llegar a seguir operando con estos
servicios mínimos, más los rompehuelgas contratados.
Claro, la ley dice que no se puede
contratar reemplazos si no se cumplen ciertos mínimos, pero los patrones lo
hacen igual. Entonces el Sindicato debe denunciar la anomalía, pedir
fiscalización y cruzar los dedos para que llegue pronto un Inspector del
Trabajo.
Después se multa a la empresa si los
amarillos no salen y para sacarlos debe denunciarse previamente a tribunales, Así
y todo algunos se atreven a decir que está consagrado el derecho a huelga
efectiva. Con que ropa?
Lo que los trabajadores ignoran - y
también muchos dirigentes – es que la figurita de los servicios mínimos es
fruto de las reformas aprobadas en el gobierno de Bachelet, con el entusiasta
apoyo de los parlamentarios que hoy hacen oposición al gobierno de Piñera. Esta nueva propuesta de reforma tiene como
objetivo que la maquina funciones mejor, nada más que eso.
En lo que respecta a los fueros, se
indica por parte del gobierno que la reforma obedece a que hay mucho desenfreno
y se constituyen sindicatos de empresa con personas que están recién despedidas
o a punto de serlo. Se propone entonces que dichos fueros solo sean efectivos
desde que se solicita el ministro de fe y con un plazo que no supere los 10
días. Nuevamente lo que se desconoce o
se silencia, es que fue en la última reforma de Bachelet y la nueva mayoría que
se hicieron ajustes importantes en la cuestión de los fueros y los ministros de
fe.
En efecto, se estableció que la
constitución de los sindicatos interempresas será con un fuero máximo de 10
días y desde que se solicite ministros de fe. Además se estableció que la
elección de los delegados sindicales debe hacerse ante inspectores del trabajo.
¿ Que dijeron entonces los
parlamentarios de “izquierda y de centro”?
¿ Que hicieron quienes están hoy en el
Frente Amplio?
¿ Que, los sindicalistas que
aplaudieron estos nuevos “avances” en las normas del trabajo?
Es la maldita teoría de “avanzar en la
medida de lo posible” lo que ha ido minando la convicción de muchos dirigentes.
Es la costumbre de ir aceptando las migajas en vez de reclamar por el pan, lo
que está destruyendo la organización de los trabajadores.
Por eso es que no se puede llamar tan
livianamente a protestar, sin dejar claro antes las responsabilidades de unos y
otros. Sumar es importante, pero no a cualquier precio.
¿40 O
41 HORAS SEMANALES?
Desde hace ya mucho tiempo
que se viene hablando de una jornada de trabajo justa y sin embargo no siempre
se avanzó en esa dirección. Doloroso resulta constatarlo y decirlo, pero ni siquiera durante el gobierno popular
se avanzó en leyes para concretar como correspondía la demanda de Chicago en
1886.
8 horas de trabajo, 8 horas
de descanso 8 horas de recreación.
“..En 1760
un filósofo francés, Helvecio, escribía: En la mayoría de los reinos no hay más
que dos clases de ciudadanos, una a la que le falta lo necesario, otra que
rebasa de bienes superfluos. La primera no puede proveer a sus necesidades más
que por un trabajo excesivo. ¿Cómo hacer para devolverle la felicidad?. Disminuir
la riqueza de unos y aumentar la de los otros, Poner al pobre en condiciones
tales que con un trabajo de siete u ocho horas pueda subvenir
abundantemente a sus necedades y a las de su familia.
Esta
opinión, que pareciera muy adelantada a su época, era más tarde ratificada por
Benjamín Franklin, uno de los líderes de la independencia norteamericana, quien
afirmaba que no ya con ocho horas, sino con cuatro horas trabajadas diariamente
por cada uno, se crearía la riqueza suficiente como para satisfacer ampliamente
las necesidades de todos”.
En 1833,
Roberto Owen se pronunciaba en su Catecismo por la adopción de
la jornada de ocho horas. Los socialistas utópicos del siglo XIX hicieron
suyas las bien fundadas razones de Owen.
En 1840
Cabet se pronunciaba por la jornada de siete horas.
Weitlingt
en 1842, opinaba que organizando a la sociedad en forma comunista podría
fijarse la jornada de seis horas” *
*Día Internac. de los Trabajadores – Un largo
camino de organización y lucha – página 56
Han transcurrido siglos
desde estas afirmaciones, pero siguen siendo plenamente válidas y todo indica
que no han sido siquiera leídas por quienes hoy se pelean los espacios, para
convencer a los trabajadores sobre una u otra propuesta de disminución de la
jornada.
Las reformas laborales
implementadas desde el término de la dictadura, no han sido beneficiosas para
los trabajadores. Mucha fanfarria y discursos bonitos, pero el día a día de los
asalariados sigue lleno de problemas que tienen como centro un patrón común.
Sueldos absolutamente
insuficientes para cubrir las necesidades de un grupo familiar (considerando
padre, madre y 2 hijos), unido a la imposibilidad real de organizarse en
sindicatos y negociar colectivamente.
Desde que se instalara la
dictadura se hace lo que el patrón quiere, pues rebelarse es sinónimo de
cesantía y persecución.
Esa es la realidad que
viven millones de asalariados en Chile, por más que algunos se esfuercen por
convencernos de lo contrario.
Por estos días la discusión
se centra en la disminución de la jornada de trabajo: 40 horas dice la
oposición, 41 horas sostiene el gobierno de Piñera.
Ambos - gobierno y
oposición -, aducen que sus propuestas apuntan a “mejorar la calidad de
vida de los trabajadores”(diputada Cariola, El Mercurio, C2, del 8 de
Agosto) y a ”generar más tiempo libre para lo más importante: familia,
amigos, cultura, deportes y recreación ( presidente Piñera, El
Mercurio, B3, 9 de agosto de 2019).
Nadie podría expresarse en
contra de esta aspiración de los trabajadores. Sin embargo se hace necesario
decir que en las actuales condiciones, ninguna de las propuestas solucionará el
problema de fondo.
En el hipotético caso de
que se concretara la disminución de la jornada, eso no significará una mejora
en la condición de vida de los trabajadores y sus familias.
Muy por el contrario. Podría
darse el caso de que al trabajar 8 horas por 5 días a la semana, o 4 días de
trabajo y 3 de descanso - dependiendo de las fórmulas que se proponen -, la
mayoría de los trabajadores busque un segundo empleo, con el fin de generar
mayores ingresos al final del mes. Con casi total certeza este segundo empleo o
será sin previsión o en condiciones aún más desmejoradas que el primero.
Quienes están promoviendo
el cambio a la jornada laboral o ignoran
la realidad que viven los trabajadores chilenos, o simplemente levantan dichas propuestas
en la idea de negociar acuerdos intermedios que dejen contento a todo el mundo.
SU MUNDO y no el de los explotados.
Los trabajadores y sus
familias viven en condiciones muy desmejoradas y un alto % de los asalariados
reciben remuneraciones miserables. La Encuesta Suplementaria del INE indica que
“el ingreso mediano de los trabajadores ocupados llegó a $ 400.000
mensuales en 2018, es decir, el 54% de los trabajadores percibió ingresos
menores o iguales a ese monto. (El Mercurio, B5, 14 de agosto 2019)
Para que nadie se confunda en esta discusión. Ninguna de las 2
propuestas sirve a los trabajadores si no se modifica primero el monto del
ingreso mínimo mensual.
Los trabajadores no tendrán
armonía familiar ni podrán optar a descanso, vida familiar, deportes y
recreación, mientras no reciban remuneraciones dignas y tengan derecho a salud,
vivienda y educación garantizado.
Queremos reiterar nuestra demanda de 40 horas semanales continuas en 5
días, para todos los trabajadores (las propuestas en discusión no van en esa
dirección ni son para todos), lo que es inseparable de la exigencia de gratificación
garantizada, pago de parte de la patronal del 50% de la previsión mensual y
derecho a locomoción y colación diarios.
La clase trabajadora debe entender definitivamente que los patrones no
son benefactores ni filántropos. Ellos tienen lo que tienen gracias al abuso y
las bajas remuneraciones que pagan. Si disminuyeran sus márgenes de ganancias
(ganancias obtenidas gracias a nuestro trabajo) todo sería distinto. No solo
habría pleno empleo sino que podríamos acceder a descanso y recreación,
disminuiría al máximo la delincuencia y todos los males provocados por las carencias.
Está claro entonces por lo que se debe
luchar. Es momento de salir a concientizar a millones para generar un gobierno
de trabajadores, única posibilidad para dar concreción a nuestras aspiraciones.
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente Central Clasista
Secretario CGT Chile
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