lunes, 30 de diciembre de 2019

PULSO SINDICAL Nº 390 DEL 16 AL 31 DE DICIEMBRE DE 2019

PULSO SINDICAL Nº 390 DEL 16 AL 31 DE DICIEMBRE DE 2019

EN MEMORIA DE MAURICIO FREDES
EL ESTALLIDO SOCIAL


Desde que la revolución industrial generó una explosiva producción de bienes, que llegó acompañada de una descarada explotación a la naciente clase trabajadora, que tenemos estallidos sociales. Y quien escudriñe un poquito en la historia, constatará que estas explosiones son un resultado previsible cuando los poderosos aprietan  y aprietan la soga que mantienen al cuello de quienes trabajan para ellos (o les venden fuerza de trabajo). Habrá cambiado el material con el que se confecciona la amarra, hasta el extremo de que el trabajador no la siente, pero la explotación del hombre por el hombre está más vigente que nunca y se profundiza cada día que pasa. El capital sigue mandando y generando leyes para cautelar sus ganancias y mantener el dominio.
Los trabajadores sabemos de estallidos sociales desde siempre y también que son miles las vidas que se han dejado, en la lucha por mejorar las condiciones de vida de los más desposeídos. No olvidamos que los responsables de los crímenes son ejército, armada, fuerza área y carabineros, que dócilmente y sin chistar cumplen las ordenes de sus amos.

En el mitin de la carne en Santiago en 1905 mueren 250 personas y el jefe de las tropas fue el general Roberto Silva Renard, quien en 1907 dirigiría la matanza en Santa María de Iquique que costó más de 3.000 vidas de hombres mujeres y niños.
El 6 de febrero de 1906 en la plaza Colon de Antofagasta una llamada “guardia del orden”, que fue armada con fusiles por el ejército, cargó contra obreros que demandaban aumento del tiempo de descanso por colación y junto con la marinería los balearon, generándose un número indeterminado de muertos que algunos cifran en 300.
En la madrugada del martes 27 de julio de 1920, la sede de la FOM y de El Trabajo fue asaltada e incendiada. ​ Alrededor de las 3:00 horas, tropas de militares y carabineros rodearon el edificio y abrieron fuego. Aquellos que intentaron escapar del edificio fueron muertos en las puertas.​ Luego incendiaron el local donde el resto de los trabajadores murió carbonizado. ​ Más de 30 personas perdieron la vida en el asalto e incendio.
Avanzan los trabajadores en organización, demandan respuestas a sus peticiones y crece la represión desenfrenada.
El 3 de febrero de 1921 militares y carabineros balean en la oficina San Gregorio a los trabajadores que demandan pago de desahucio dejando más de 100 muertos.
La masacre en la oficina salitrera Marusia ocurrió en marzo de 1925 y fue la respuesta del gobierno de Chile –bajo la presidencia de Arturo Alessandri– a una huelga de los trabajadores salitreros. La masacre provocó más de 500 muertos, ​ siendo más del 90% de ellos huelguistas y sus familiares. Los responsables de esta masacre son miembros del ejército.
En más de 2000 se calcula el número de obreros y sus familias, que fueron asesinados por efectivos del ejército y la marina en la oficina salitrera La Coruña, en la pampa del Tamarugal, acción armada que se realizó el 5 de junio de 1925.
Militares y carabineros son responsables de los más de 500 campesinos mapuches y trabajadores de lavaderos de oro, asesinados en la zona de Ranquil el 6 de julio de 1934.

6 pobladores mueren en 1962 en la Población J. M. Caro en Santiago en manos de carabineros y uniformados que reprimen un paro convocado por la CUT, 8 obreros mueren en El Salvador el 11 de marzo de 1966 por balas del ejército, mientras que 11 pobladores son muertos por carabineros en Pampa Irigoin en P. Montt el 9 de marzo de 1969.

No vengan entonces a preguntarse las razones de la explosión social iniciada a principios de octubre de este año y vigente - aunque en un tono menor a las primeras semanas - hasta estos días.
La respuesta a los abusos de decenios es nacional, no instigada ni financiada por nadie desde el exterior. Es el NO MAS ante tanta alza abusiva, sueldos miserables, pensiones de hambre, créditos universitarios usureros, viviendas sin patio y poca privacidad, abuso moral y laboral con las mujeres, descuido de los niños y ancianos, carencia de un servicio de salud para todos. Estas y muchas más son las razones del estallido social y, aunque les duela escucharlo, seguirán vigentes mientras persista el estado actual de cosas.

EL ACUERDO POR LA PAZ Y UNA NUEVA CONSTITUCION –
LA CONSULTA MUNICIPAL

Casi todos concluyen que el mentado acuerdo no tiene nada de paz y que lo de la nueva constitución es bastante deslavado. Sin embargo el itinerario establecido por los detentadores del poder y quienes administran en su nombre, va avanzando y lo instalan con todo el poder que tienen que es mucho y hasta ahora incontrarrestable.
Los anticapitalistas, los que han puesto aguante a la arremetida de la dictadura Piñerista, carecemos aun de una organización potente que hubiera instalado e impuesto por vía de los hechos la Asamblea Constituyente, como punto inicial de cualquier discusión para el futuro. Seguimos con bravatas en algunos medios alternativos y en las redes sociales, no obstante a la hora de decidir y de resolver ni tenemos capacidad ni tenemos decisión para sostener las banderas. Seguimos desunidos seguirán barriendo con nosotros.
En las últimas semanas “los salvadores de Chile” se dieron cuenta que metieron las patas hasta el fondo, y han tratado de instalar para el próximo proceso plebiscitario la paridad de género, además de cupos para los pueblos originarios y la participación de los independientes. Sin embargo, y tramposamente, dejaron fuera de la discusión la necesidad de que este proceso fuera conducido por una Asamblea Constituyente.

¿Y los campeones de la democracia - en el poder y en los extramuros – tienen en su estatutos normas de paridad de género (50% de la directiva hombres 50% mujeres) y participación con cuotas de los pueblos originarios?
Lo más probable es que esto no ocurra, por lo que debe quedar claro que están usando la paridad y la participación de pueblos originarios e independientes solo como un recurso para granjearse la simpatía de la población, y que en ningún caso creen en esto pues no lo practican en su trabajo diario.

Más allá de lo que se resuelva, debemos trabajar en esta contingencia y buscar una propuesta que deje claro a nuestro pueblo por donde viene la mano. Demandamos por mucho tiempo Nueva Constitución por lo que no debiéramos restarnos a entregar nuestra opinión, sin embargo debemos dejar claro que  esta participación no solucionará los problemas diarios de la población, causa objetiva del estallido social.
No hay que renunciar bajo ninguna circunstancia a las plataformas de lucha de la clase, la nueva sociedad a la que aspiramos no se va a construir con el próximo plebiscito.

Es en el proceso de esta “crisis social” (inédita para algunos aunque aquí hemos mostrado  que las crisis o estallidos son la respuesta al proceso de explotación y abuso indiscriminado del capital) que los municipios anunciaron, días antes del “acuerdo” una consulta a la población para dirimir, escuchando a la gente, cuales son las cuestiones de mayor preocupación en los barrios, incluida la convocatoria a una nueva Constitución.
Dicha consulta se realizó recientemente, durante 3 días, en 225 municipios de un total de 346, que conforman la Asociación Chilena de Municipalidades.
Según los datos entregados, participaron 2.1 millones de ciudadanos, incluidos quienes tienen entre 14 y 17 años y que, para los efectos de medir participación, no son parte del padrón.
En términos generales, del total de participantes un 92,4% se manifestó a favor de una nueva Constitución y para llegar a la misma el 73,1 % de quienes votaron se inclinó por la opción de una Convención Constitucional. Con este dato se presenta un problema no menor, ya que algunos municipios (no se especifica cuantos son ni la cantidad de personas que aglutinan) dicen haber consultado a sus votantes por una alternativa denominada  Asamblea Constituyente la que habría obtenido  un 83% de las preferencias.
En algunos muros de Santiago se ven letreros que dicen que la consulta municipal aprobó una asamblea constituyente, lo que en estricto rigor es una información falsa de la que alguien debiera hacerse cargo.
Claramente en la Asociación de Municipalidades confluyen, al menos, 2 visiones y ninguna de ellas ha sido cauta al entregar resultados, resultados que habida cuenta del nivel de participación ciudadana no sirven, salvo para llenar algún espacio en los medios.


En efecto, la participación en esta consulta municipal fue pobre, pobrísima, tanto que vamos a omitir el % que puede haber de votantes entre 14 y 17 años, a saber:
El padrón electoral al año 2017 era de 17, 3 millones de inscritos, de los cuales en la elección presidencial 3.8 millones se inclinaron por Piñera.
En conclusión la convocatoria de la Asociación  Chilena de Municipalidades apenas superó el 50% del total de votos que obtuvo Piñera ese año, y por entonces todos coincidimos en lo miserable de la votación de Piñera. ¿Porque ahora debería ser distinto?.

Y SI TENEMOS LA RAZON POR QUE NO GANAMOS?

Esta es una de las preguntas que más se escucha en las asambleas y encuentros sindicales y, desde nuestra perspectiva, respondemos que el elemento principal para que los poderosos mantengan su hegemonía radica en la falta de unidad y la deficiente organización.
En efecto, solo en esta pasada varios han sido los intentos por asumir la dirección del movimiento sin tomar en cuenta a TODOS los que participan de él, desde las barras bravas a las organizaciones sociales sindicales y políticas, que siempre han expresado su rechazo al estado de cosas pero son marginadas permanentemente de la toma de decisiones.
La sublevación popular fue comenzada por los estudiantes y hecha suya por todo el pueblo, y sin embargo los patudos de siempre se pusieron en primera fila y comenzaron a dar las recetas para aplacar el descontento popular.
Allá partieron a buscar soluciones con los responsables del problema y apenas pudieron suscribieron acuerdos de los que hoy se muestran dudosos.

Otros construyeron un decálogo con las demandas populares y lo levantaron como si todo el pueblo hubiera concurrido a la construcción del mismo, mientras los de uniforme mutilaban, violaban, baleaban y golpeaban sin asco, contando con la anuencia de los que proponen cambios para que nada cambie.

Aquellos que quieren tener la confianza del pueblo en su gestión y dirección presente y futura, deberán pedir primero perdón a este pueblo al que abandonaron por decenas de años, explicarle porque pactaron con derechistas camuflados y social demócratas, porque permitieron leyes laborales y de todo orden que solo trajeron mayor aflicción a millones.
No pueden arrogarse la representación del pueblo sin antes prometer a éste que no volverán a abandonarlo, cuando vuelvan a  escuchar los cantos de sirena del capital, sutilmente disfrazados de diálogos y acuerdos para sostener la democracia.
Los que somos buenos para pelearle al capital también debemos hacernos la autocrítica.   No hemos sido hasta ahora capaces de construir al menos una unidad en la acción, que posibilite avances en una sola dirección. Decirnos las cosas a la cara y tomar compromisos de no intentar hegemonizar ni dejar las cosas a medias, como ha sucedido en ocasiones anteriores.
Aún no se logra comprender, y si se comprende no se aplica, que el principal desafío es la organización en miles de instrumentos de base, organizaciones desde donde deben salir los lineamientos y tareas para dar pasos de verdad en la lucha contra el capital que lo arrasa todo.
Como organización sindical nos hemos solidificado y crecido en estos meses de lucha. Logramos romper la pasividad y generamos innumerables acciones de reclamo de derechos al interior de las empresas e incluso tuvimos movilizaciones y paros resueltos en reuniones y asambleas.
La CGT junto a la Central Clasista estuvo en todas y cada una de las marchas convocadas, y aún estamos presentes en las que se desarrollan. Apoyamos y cooperamos para la instalación de una olla común que entregado alimentos a los valientes de la primera línea. Llevamos nuestra opinión y trabajo a Aysen y San Pedro de Atacama y explicamos el sentido del término clasista a cientos de trabajadores, quienes lo abrazan entusiastas y nos dan muestras de afecto y compromisos de trabajo.
Y aun así no estamos plenamente satisfechos, creemos que si nuestras falencias se analizan en el colectivo nos pueden ayudar a responder la pregunta que aquí nos hacemos.
Menos recados y compromisos por correos, wasapp, facebock y más calle, con banderas y volantes explicativos de nuestro quehacer entregados a los miles que marchan buscando respuestas.

Cierto es que, llegado el momento, la victoria será nuestra pero más cierto aún es que para que eso suceda debemos dar mucho más de lo que damos. No hemos ganado nada todavía, pero si mantenemos inalterable el compromiso y le sumamos calle y trabajo a la salida de las empresas el 2020  que ya está aquí nos entregará nuevas victorias.
El presente es de lucha, el futuro es nuestro.

MANUEL AHUMADA LILLO
Secretario CGT – Presidente Central Clasista

domingo, 15 de diciembre de 2019

PULSO SINDICAL Nº 389 DEL 18 DE NOVIEMBRE AL 15 DE DICIEMBRE DE 2019


PULSO SINDICAL Nº 389 DEL 18 DE NOVIEMBRE AL 15 DE DICIEMBRE DE 2019

DE CLAROS Y OSCUROS
La lucha que da nuestro pueblo en estos ya casi 2 meses de confrontación directa, ha servido para exponer muchas posiciones y visiones.
Desde aquellos que están expectantes de que algunos de estos estallidos esporádicos nos lleven a la revolución, hasta esos otros que solo esperan que el pueblo salgo de ésta más fortalecido y menos dispuesto a que se lo vacunen sin decir ni pio.
Unos y otros marchan y accionan de diferentes formas por muchos días, pero a veces se muestran renuentes a profundizar la organización de los que están hasta la coronilla. Expresan con justeza el drama y se juegan la vida por el pueblo sufriente, pero no siempre les alcanza el tiempo para invitar a ese pueblo a organizarse.
También están los que durante todo este tiempo del llamado estallido social han posteado cientos y hasta miles de noticias, acontecimientos, convocatorias e invitaciones verdaderas y falsas, pero que han permitido visualizar la barbarie desatada por las hordas de uniforme, por las bestias protegidas por el poder del Estado y sus instrumentos, porque son las bestias que protegen al Estado y a sus instrumentos.

En lo que podríamos llamar la contraparte de estos guerreros que, con razón o no, tomaron su puesto en la lucha y han estado, están y estarán dándolo todo, se ubican los buenos para discursear y conversar en todo momento y lugar, a escondidas o públicamente. Son los amigos  de acordar y   pactar con el adversario de clase, asumiendo que algunos o algunas perciben que lo que aquí hay es una confrontación de clases y que ellos han tomado posición por una de las 2 que confrontan, sin importarles lo que esté pasando en la calle.
Se han sacado la cresta más de una vez en esos empeños fallidos, no importándoles que esos acuerdos y pactos logrados entre gallos y medianoche,  sumen de nuevo al pueblo en la desesperanza y hunden aún más a quienes, paradojalmente, dicen representar.
A estos se les llama la clase política, son capaces de sacarse los ojos a picotazos y de abrazarse al mismo tiempo, junto con darse parabienes por el logro de algún acuerdito. Lamentablemente, y seguro que por la inercia y los beneficios que les entrega el sistema, muchos que han declarado abiertamente ser de “izquierdas” han caído en el jueguito tan bien urdido por estos expertos del gatopardismo y han promovido, modificado y también aprobado, muchas de las normas anti pueblo, que son el origen del estallido en curso.

También están los enemigos declarados del pueblo y sus demandas, que exigen mano dura, piden a los milicos en la calle y disparando a matar. Se permiten resucitar la araña de patria y libertad, invocan nuevos Yakartas e incluso amenazan a los más destacados miembros de los destacamentos populares, convencidos de que mostrando la imagen del tirano van a lograr silenciar a un pueblo indignado.   
Junto a estos algunos que dicen estar con las demandas populares pero rechazan la violencia (sin preguntarse siquiera de donde viene o quien la provoca), conviven al mismo tiempo y lugar con Dios y con el Diablo y esperan con la mano extendida lo que caiga ya que siempre será para ellos un triunfo, total hicieron poco o nada para conseguirlo.
A mi humilde parecer, estos últimos son los más peligrosos y hay que identificarlos muy bien, ya que se mimetizan admirablemente entre todos los grupos y subgrupos, para después sacar las garras y sembrar la desconfianza y la dispersión.  

LOS ATAQUES QUE NOS DAN MAS FUERZAS
Cuando decidimos sacar regularmente este Pulso Sindical, teníamos claro que ganaríamos amigos y enemigos y que los últimos se encontrarían entre nuestros adversarios de clase.
A fin de cuentas lo que perseguimos es exponer, con todo el realismo posible, las demandas y necesidades de los trabajadores y del pueblo.
Aceptamos la crítica más no la descalificación y por eso cada vez que alguien se confunde y dispara a la bandada, lo exponemos para que los lectores saquen sus conclusiones y vayan detectando quien es quien en esta pelea de los explotados contra los explotadores.

Esto se recibió por correo el 11 de diciembre desde el sindicato rendic- lautaro, aunque seguramente no es la opinión de todo un sindicato.
"Estimados, solicitamos a usted dejar de enviar mensajes del corte comunista esto porque nuestro sindicato no comparte ese tipo de adoctrinamiento, sabemos cuales son las demandas sociales que nuestros compatriotas reclaman y estamos al tanto de ello pero algo muy distinto es la vision comunista que ustedes imparten que no representa el pensamiento de muchos".

Estas expresiones son para referirse al Pulso 387, donde hacemos un pormenorizado detalle de los sucesos provocados por la explosión social en curso, además de exponer las visiones del trabajo sindical, el rol de los medios de comunicación y otros temas.
Quien escribió no se identifica y probablemente utiliza el nombre del sindicato para exponer su anticomunismo, añejo y contrario a todo lo que está pasando. Seguramente para esta persona, hablar de ojos volados por perdigones, cráneos y cuerpos lesionados por bombas lacrimógenas, cuerpos llagados por el uso de químicos en los guanacos, palizas, violaciones y represión indiscriminada a hombres mujeres y niños, información segada de la prensa y tantas cosas más validadas por 3 organismos internacionales de derechos humanos, es entregar una visión comunista de los hechos que se están viviendo.
Solo resta esperar que ni él ni su familia sufran nunca lo que ha afectado a millones de compatriotas, castigados por denunciar algo que en absoluto es fruto de una visión comunista, sino que se trata de la simple realidad que afecta al país.

Que lo sepa él y otros que en algún momento nos han llamado y escrito amparados en el anonimato. No cejaremos en el compromiso que asumimos y aunque hemos pagado bastante por ser consecuentes, mantenemos las mismas fuerzas y empeños que cuando comenzamos a trabajar para educar y educarnos, con el claro fin de combatir al capital, responsable absoluto de todos los dramas que afectan a los pobres y desamparados.

INSISTIMOS. LA ORGANIZACIÓN ES FUNDAMENTAL  

No vamos a extendernos en pormenores ni detalles sobre lo acontecido desde el 18 de Octubre. Está en la historia, en la memoria de todos los que han puesto su granito de arena.
Lo que si podemos hacer, es insistir en mostrar cómo esta exposición abierta y clara de descontento llegó a la organización sindical y la está preparando para nuevos saltos. Hombres y mujeres de trabajo tienen claro que solo hablando de los dramas de su diario vivir encontraran la fuerza para organizarse y dar la pelea. Y es así que comienzan a formar sindicatos, hablan en la asamblea sobre sus carencias y los abusos de poder de los patrones, al mismo tiempo que se deciden a preparar pliegos de peticiones que reflejen que quieren.
Y donde ya había organización partieron pidiendo que les aseguraran traslado seguro a sus casas después de sus turnos y que no les descontaran por atrasos que no eran de su responsabilidad y seguramente irán por más. Lento o rápido, pero irán.
En los grupos organizados aún hay temor y desconfianza, pero también más compañerismo y solidaridad. En la reciente visita a 2 sindicatos en Aysen fuimos testigos de cómo ahora exponen cuestiones que antes les provocaban conflictos y divisiones.
En una empresa de la zona llamaron a un maestro y le ofrecieron $ 90 mil pesos por hacer un trabajo que cuesta $ 250 mil. El exigió lo justo y lo desecharon, llamaron a otro y le ofrecieron un poco más que al primero y tampoco acepto. Un tercero hizo finalmente el trabajo por un valor más cercano al que ellos dicen que es justo. 
¿Qué es lo bueno ante algo que es común en las empresas? Que el tema se conversó en la asamblea y estaban todos, quedando claro que ya no van a permitir más que los llamen de a uno, deben pagarles lo que merecen y en eso están todos de acuerdo.  

30 de 34 trabajadores de un restaurante en Santiago se han organizado a principios de diciembre. La empresa despidió a 10 de ellos y les llamó en forma individual a negociar los finiquitos “para que tengan platita antes de navidad”. Ninguno aceptó y todos fueron con el presidente del Sindicato a denunciar ante la Inspección del Trabajo el despido ilegal y pedir la reincorporación porque están aforados. Y esperamos la próxima asamblea para decirles que si presentan contrato colectivo al termino del fuero por constituir Sindicato dispondrán de 3 meses más de fuero si se deciden a negociar colectivamente.
En San Pedro de Atacama la empresa logró llevar al sindicato a receso por no cumplir el mínimo de socios. Luego de 3 años, un trabajador que perteneció al sindicato que entró en receso junto a otros 7 compañeros, comenzaron a trabajar para reactivarlo. En menos de un mes suman 70 afiliados y nos esperan en estos días para hablar de la próxima negociación.   

Esto y más también es parte del llamado estallido social, son victorias de trabajadores  y debemos difundirlas porque cada ejemplo de organización motivará a otros a dar el paso.
No se trata solo de la pelea de los convencidos, de los comprometidos a asistir a las marchas, ondeando las banderas de la organización.
Se trata principalmente de motivar con ejemplos concretos a los que están peleando pero solos, fuera de su lugar de trabajo o lejos de la población. Invitar a hacer organización a esos que luego del trabajo se van a tomar parte de la pelea con los pacos represores y a los otros que están o cayeron en la cesantía por el delito de reclamar lo justo.
Nuestra siembra de organización debe ser constante para que prolifere, honesta para que otros quieran hacer lo que hacemos, solidaria para que se entienda que una mano lava la otra y juntas lavan la cara, humana para que se aprenda que luchar por lo mío que también es de los otros, hasta vencer por que no hay otro camino.

Hace 112 años miles de valientes pampinos nos dieron un ejemplo en Iquique y su luz ilumina hasta hoy. También fueron reprimidos, baleados, lanceados y asesinados. Sepultados de noche y en el anonimato unos, otros subidos a carros de tren y devueltos a las oficinas,  creyendo los poderosos que así apagarían las ansias de dignidad y organización.

No lo lograron ni lo lograran. La organización nos dará la victoria. Estamos seguros de eso.



MANUEL AHUMADA LILLO
Secretaria C.G.T. CHILE
Presidente Central Clasista de Trabajadores y Trabajadoras

sábado, 16 de noviembre de 2019

PULSO SINDICAL Nº 388 DEL 24 DE OCTUBRE AL 17 DE NOVIEMBRE DE 2019


PULSO SINDICAL Nº 388 DEL 24 DE OCTUBRE AL 17 DE NOVIEMBRE DE 2019

LAS LECCIONES QUE NOS DEJA LA EXPLOSION SOCIAL DE OCTUBRE

Cuando la rabia acumulada explosionó, todo un pueblo se lanzó a la calle y aún sigue allí. 
Nuevamente, al igual que el 2006 y el 2011, los estudiantes encendieron la mecha y una población hastiada finalmente salió de su letargo y se puso de pie.
Y a casi un mes del estallido no ha parado de expresarse en todas las formas posibles.
Nuestra CGT, escuchando las orientaciones de la Central Clasista, llamó desde el primer día a los trabajadores a actuar en conciencia, invitándoles a manifestar en sus barrios y participar de todas las acciones en desarrollo, llegando a la paralización de labores en donde estuvieran en condiciones de hacerlo 
Pusimos especial énfasis en la necesidad de romper el miedo en los lugares de trabajo, realizando asambleas, tranquilizando a quienes estaban preocupados de sanciones cuando por cuestiones de cualquier tipo llegaban atrasados o no podían llegar a sus turnos. 

El balance hasta ahora es bastante positivo, pues han sido miles quienes saliendo de sus turnos se han plegado a las marchas que se realizan sin pausas en ciudades y pueblos de nuestro Chile. De la misma manera son cientos quienes nos ayudan en la distribución de propaganda en las calles y a la salida de algunas empresas.
En muchas empresas los trabajadores no han concurrido a sus turnos o han exigido condiciones de traslado y seguridad para cumplir sus labores. Nadie se ha quedado sin dar su opinión y aunque aún nos falta para responder en forma óptima a los llamados de nuestra Central, los pasos dados dejan ver como los trabajadores desarrollan su conciencia de clase.

No se han descuidado las asambleas regulares como tampoco las negociaciones colectivas, fortaleciendo las asesorías y la presencia de dirigentes nacionales y de base en él proceso, lográndose varios acuerdos sin llegar a la huelga, además de contactos diversos con sindicatos no afiliados.
En momentos de presión patronal por congelar y disminuir beneficios, es destacable el promedio de 5% de reajuste real más otros beneficios directos, logrados por los sindicatos de DICOTEX y EMPACK en la Región Metropolitana, así como el aumento de $ 20.000 a los sueldos bases más otros beneficios lo grado por los compañeros y compañeras de la empresa CAL AUSTRAL en Dalcahue  X Región.
Como organización sindical siempre hemos puesto énfasis en la necesidad de educar a los trabajadores, pues en la medida en que ellos asuman conscientemente su condición de miembros de la clase trabajadora, harán propia la exigencia de construir organización, presentar pliegos de peticiones y luchar por lo que saben que merecen.

La lección que nos deja nuestra “Revolución de Octubre" es que a la demanda justa de la masa movilizada, debemos incorporar organización acerada,  para así sostener con fuerza los logros que se vayan obteniendo y que son producto de las luchas organizadas.
Como en otros octubres que el mundo recuerda, solo la unidad y la organización, además  de la convicción de victoria, logran darle vuelta el tablero a los opresores que, en su desesperación, dejaran caer algunas migajas esperando que las tomemos y detengamos nuestro camino.

LA DESESPERACIÓN DE LA CLASE EN EL PODER Y LA CONSTITUCION

Por años reclamamos mejoras profundas en las leyes laborales así como en salud, vivienda, y educación, entre otras justas demandas. Que recibimos a cambio? Generalmente nos ignoraron y nos dieron de palos y balazos.
Cuando la desesperación era tan grande que seguía expresándose a pesar de la sangre derramada, los dueños del poder se comprometían a buscar soluciones, se manifestaban conscientes de la “cuestión social” y se juramentaban a mejorar las cosas dictando leyes, que aunque dictadas de poco sirvieron.
Así ha sido durante más de un siglo y lo único que ha cambiado hasta ahora es el ropaje del represor y los instrumentos con los que castigan a quienes no aceptan sus designios.
Debemos estar muy claros de esto para saber por dónde seguimos caminando.

Nuestras demandas son profundas pues apuntan a un cambio en la sociedad.
No queremos seguir siendo maltratados y para ello debemos dar la pelea por quitarle al capital sus prebendas y desde allí avanzar hasta neutralizarlo completamente.
La actual rebelión social muestra a los poderosos un pueblo decidido, no dispuesto a entregar la calle si no se satisfacen sus demandas mínimas y entonces entran en desesperación, castigando con mayor saña.
Han hablado de la pérdida de miles de empleos y del daño que hacen las protestas a la economía del país y sin embargo anularon la última alza del Metro y la locomoción publica, hace un  mes que no suben la bencina y están entregando migajitas aumentando el ingreso mínimo y las pensiones asistenciales, incluso dejaron pasar hasta ahora la rebaja de la jornada de trabajo a 40 horas, todo con el objetivo de desmovilizar a los alzados.

Y como los rebeldes no ceden hacen su jugada maestra, que pese a ser  de manual no deja de encontrar incautos que caen en ella.
Se crea un ambiente de caos, violencia y terrorismo, se habla de movidas de los milicos y de la conculcación de algunos derechos si siguen las protestas, para terminar llamando a la paz. Desesperadamente llaman e invocan la paz los mismos que la alteran y la destruyen en el día a día.
Los medios de comunicación juegan su rol gustosos. Visitan las zonas de conflicto y van a los barrios - los mismos que han ignorado por décadas -   entrevistan a algún lesionado o familiar de ellos, presentan declaraciones lacrimosas de gente modesta  ignorando conscientemente, a los millones de modestos que si protestan y quieren cambios de fondo.
Políticos de distinto cuño se muestran de acuerdo con las demandas de la población (los mismos que las ignoraron hasta en la discusión de la ley sobre las 40 horas) pero rechazan el uso de la violencia (no todos son enérgicos con la violencia policial que es el detonante de la respuesta popular), hasta que se reúnen todos en una maratónica jornada para concluir en un acuerdo ¡¡¡sobre el que jamás consultaron al pueblo!!!.

El 12 de noviembre, la mayoría de los que han inclinado - nuevamente - su espalda ante el poder del capital y sus representantes habían suscrito un acuerdo en el que proponían para salir de la crisis 3 puntos irrenunciables: Plebiscito, Asamblea Constituyente, Nueva Constitución. No le preguntaron a nadie pues ellos dicen ser los representantes del pueblo y 2 DIAS DESPUES reniegan de lo que primero habían acordado y llegan a acuerdos con los mismos que son los primeros responsables del casos social que están todos lamentando.
Además de los Comunistas, también los Humanistas  y los Regionalistas Verdes (los tres con representación parlamentaria) aparecen rechazando este acuerdo y al menos podrán mirar de frente al pueblo cuando éste le pase la cuenta a todos los que, en su nombre, le han traicionado. Aunque seamos claro, algunos de estos partidos dieron sus votos para aprobar leyes laborales que de poco o nada han servido a la lucha popular.
Una nueva Constitución es una demanda de años y será fruto de una Asamblea Constituyente, este ultimo instrumento que ha sido desechado por los mismos que lo reivindicaron un par de días antes. 
Y sin embargo, debemos tener claro que nuestra lucha no se ha perdido.
Con la Constitución pinochetista demandamos derecho a sindicalización y negociación colectiva. Con esta Constitución hemos avanzado en evitar el descuento del aporte patronal al Seguro de Cesantía cuando despide por necesidades de la empresa y con ésta hemos salido a la calle para exigir que las y los trabajadores sean dignificados.

Para luchar por lo nuestro no necesitamos de una Constitución fraguada a espaldas del pueblo ni de parlamentos afines al poder.
Necesitamos de organización y trabajamos para acrecentarla.   

LA REPRESION NO PARARA

Cuando se les fue de las manos la movilización ciudadana, sacaron a la calle a las fuerzas armadas. Golpearon sin asco y mataron, violaron todos los derechos de los ciudadanos y fue de tal magnitud su crudeza, que hasta los medios de comunicación, serviles hasta el hartazgo, debieron dar cuenta de algo demasiado evidente e imposible de ocultar.
Las Fuerzas Armadas y Carabineros salieron a la calle a matar y cumplieron con lo que se les encomendó. Sembrar el caos, infundir miedo y terror en la población, exponer su poderío para que quede claro quiénes son los que mandan. Ellos gozan de inmunidad. Cumpliendo las ordenes que les da el capital no serán castigados y lo grafican muy bien en su actuar, altanero, prepotente y grosero.

Los militares estuvieron un par de semanas. Fueron denunciados de palabra y con imágenes por su actuar violento y atentatorio contra los derechos humanos y hasta ahora, salvo en un caso suficientemente silenciado, no han recibido sanción, salvo aquella que pudo disponer el mando, que son en definitiva las jefaturas que envían a reprimir y matar.
Ellos ya actuaron en Santa María de Iquique, Marusia, Jose Maria Caro y en muchos otros lugares donde los obreros demandaron respuestas a sus demandas. Y su actuar fue a sangre y fuego.  ¿Porque tendría que ser distinto ahora?, ellos cumplen las ordenes que les da el capital y seguirán haciéndolo cada vez que éste se sienta tocado en sus jugosas ganancias. 

El director general de carabineros lo dijo hace unos días. “No voy a dar de baja a nadie, ni aunque me obliguen”, expresando “gratitud por todo lo que están haciendo, somos parte de la solución y lo estamos haciendo bien pues el orden y la seguridad se deben imponer”.
Claro y concreto y por esto los felicita el gobierno y todos los servidores del capital.
Bueno, que les quede claro que la lucha popular no parará y la creatividad se irá acrecentando para dar con elementos de protección que aminoren el daño que están causando con sus gases, balines y perdigones.
La violencia no la pone el pueblo y éste tiene el legítimo derecho a defenderse.
La Lucha sigue.

MANUEL AHUMADA LILLO
PRESIDENTE CENTRAL CLASISTA DE TRABAJADORES Y TRABAJADORAS
SECRETARIO C.G.T CHILE

sábado, 2 de noviembre de 2019

PULSO SINDICAL EXTRA N° 36 – LA JORNADA DE TRABAJO


PULSO SINDICAL EXTRA N° 36 –   LA JORNADA DE TRABAJO

Cada cierto tiempo, e independiente del gobierno de turno, se instala un tema que concita la atención, sin que lo de fondo – en nuestro caso la situación de trabajadores y trabajadoras- implique avances efectivos.
Así se van aprobando normas y leyes que incluso teniendo algo de positivo (aunque cueste encontrarlo) no dan respuesta a nuestras aspiraciones más sentidas. El mejor ejemplo para graficarlo está en las normas laborales aprobadas desde el término de la dictadura.

Es lo que pasa hoy con la jornada de trabajo.
El gobierno presenta un conjunto de reformas - que incluye mayor flexibilidad en torno a las 45 horas semanales y que luego anuncia será de 41 horas  – y al mismo tiempo se reflota un proyecto de diputadas comunistas con apoyo de la oposición, que establece una jornada de 40 horas semanales distribuidas en 5 o 6 días.
Ambos proyectos – hasta ahora – mantienen importantes discriminaciones (Artículos 27 y 34 bis, entre otros, del actual Código) en las que se ha puesto poca o nula atención.
Que significa esto? Que si no hay indicaciones claras en la discusión de estos proyectos de ley, miles de trabajadores no tendrán acceso a las nuevas jornadas que se proponen.

Para dejarlo claro. El artículo 27 actual deja fuera de la jornada de trabajo - que se busca disminuir - a quienes trabajan en hoteles restaurantes y clubes, salvo excepciones en administración, cocina, lavandería y lencería. Todos estos trabajadores pueden cumplir por ley jornadas de hasta 12 horas diarias por 5 días.   
El artículo 34 bis es aún más preocupante, pues establece que los trabajadores de restaurantes podrán pactar turnos de 8 horas diarias, pero con un corte en cada día de trabajo, de hasta 4 horas por   jornada.

Como el tema - pese a sus debilidades - le mueve el piso al capital, éste utiliza los medios de comunicación para entregar su mensaje y lo hace a través de encuestas.
Según estas la gran mayoría de los consultados está por la jornada de 40 horas, no obstante esa misma mayoría rechaza que dicha jornada pueda implicar rebaja de remuneraciones y pérdida de puestos de trabajo, como ya lo anuncian el gobierno y los patrones.

Nadie podrá expresarse en contra de una rebaja de jornada laboral semanal - salvo que sea empresario – y ciertamente esta rebaja implicará readecuar los turnos de trabajo y/o la contratación de más personal.
No obstante el análisis y discusión de los trabajadores respecto de estos proyectos - en especial en los no organizados que son la gran mayoría - ha dejado de lado una pregunta vital que no podemos dejar de exponer, para dar seriedad a la discusión: 
¿Si disminuye la jornada laboral, será factible que los trabajadores mejoren su dignidad y calidad de vida  como han declarado representantes del gobierno y la oposición?
La respuesta es categórica. NO.

En las actuales condiciones de remuneración mensual en nuestro país, disminuir la jornada de trabajo a 40 horas semanales no implica, en absoluto, una mejora en la dignidad y condiciones de vida del trabajador.
Los gobiernos, los parlamentos y los patrones, tienen muy claro que los trabajadores ganan sueldos miserables que no les permiten vivir con dignidad, a lo sumo sobrevivir.
Sin  embargo hacen poco y nada por legislar sobre el particular. Por lo tanto:

No solo se debe dar la pelea por una rebaja en la jornada de trabajo, sino también dejar muy en claro que dicha jornada no generermita discriminaciones y sea continúa, sin corte ni interrupciones de ningún tipo.
Al mismo tiempo es fundamental dar la lucha por un aumento del ingreso mínimo, y no solo eso, se debe demandar pago de bono de locomoción y de colación que equivalga a los gastos promedios que el trabajador hace por estos ítems.

CIFRAS Y DATOS NECESARIOS DE MANEJAR (…. Y DIFUNDIR)

Son más de 4 millones de trabajadores los que están impedidos, en los hechos, de sindicalizarse y negociar colectivamente. Son los mismos que ganan hasta 400 mil pesos mensuales y tal vez menos:

“La mitad de los ocupados percibió ingresos iguales o menores  a $ 400.000 (cuatrocientos mil pesos) durante el 2018”
Encuesta Suplementaria de Ingresos del INE.

Descontado el aporte previsional y de salud, el ingreso real es de $ 320.000 o menos. Subsiste un trabajador, una trabajadora con esto? Veamos:

Locomoción 2 pasajes diarios incluido dia libre = $  50.000
1Cilindro de Gas de 15 Kg . Telefono = $  30.000
Luz y agua = $  20.000
Arriendo = $ 150.000
Alimentación por día $ 2.000 x 30 = $  60.000
TOTAL $ 310.000
SALDO $ 10..000     

Con este saldo debiera cubrir gastos como salud, aseo personal, vestuario, calzado, recreación y otros. Prohibido enfermarse, aunque puede cambiar su situación si vive en pareja, siempre que su pareja trabaje, gané lo mismo que usted y no piensen en tener hijos.
Estamos obligados a repetir nuevamente la pregunta ¿En estas condiciones, puede una jornada de trabajo de 40 horas, o de 45 o 41 horas con flexibilidad, posibilitar una mejor calidad de vida y dignidad al trabajador /a?  Ciertamente que no.

Con todos estos argumentos podríamos dar por zanjada la discusión. Y sin embargo tenemos claro que si solo nos quedamos en el diagnostico poco o nada cambiará.

Nuestras demandas, que incluyen una jornada de 8 horas continuas en 5 días solo serán el resultado de millones de trabajadores activos, movilizados y por sobretodo organizados en sindicatos.
Ni el Gobierno, ni el Parlamento responderán a nuestras justas aspiraciones, no como nosotros lo estamos reclamando. Solo la organización generara las soluciones.
No hay mejor calidad de vida ni dignidad para quienes reciben sueldos de hambre, sino a través de la organización en sindicatos y la presentación de pliegos de peticiones.

Para que quede claro y no haya lugar a interpretaciones antojadizas ni descalificaciones. Estamos por una jornada de 40 horas semanales, 8 horas continuas por día, pero unida a la demanda por aumento del ingreso mínimo y sumándole pago por locomoción y colación diario.
Esa es y ha sido nuestra propuesta. Es un todo. De lo contrario seguirá la miseria.

¿ PERO QUE ES LA JORNADA DE TRABAJO?

“La jornada efectiva de trabajo es el tiempo durante el cual el trabajador se pone a disposición del patrono...sin que pueda disponer libremente de su tiempo, aun este inactivo, pero siempre a disposición.”

Una rápida mirada a la historia nos expone lo siguiente

En la Época Antigua se impone la esclavitud, se establece el trabajo forzado de los esclavos, penoso, agotador y sin remuneración, eran severamente castigados por cualquier falta y por más pequeña que sea, trabajaban de sol a sol ya que desconocían el trabajo nocturno, aunque cuidaban al esclavo de la misma manera que cuidaban a sus animales y herramientas.

En la Edad Media, el trabajo se caracterizó por la servidumbre y el régimen corporativo, el ciervo o colono trabajaba con cierta independencia pero se sintetiza que su jornada de trabajo era de sol a sol en una forma más suave que el esclavo pues había descanso de algunas festividades.

Durante la Colonia en América rige las Leyes de Las Indias en la cual se establecía los avances laborales como:
1. Jornada de trabajo desde la salida del sol hasta el ocaso, con un descanso al medio día de una hora.
2. En invierno el trabajo se debía reducir desde las 10 de la mañana hasta las 4 de la tarde.

Con algunas diferencias, habida cuenta de la realidad de los distintos países, esa era la jornada laboral en el mundo. Hasta que se vino la Revolución Industrial.
Desde el siglo XII e incluso antes hay testimonios de luchas de trabajadores por mejorar las condiciones de vida, las que regularmente implicaban sanciones y castigos y muy lentos avances, como lo muestran movilizaciones en Francia, Inglaterra y otros países, donde distintas agrupaciones de trabajadores demandaban mejoras.

“Durante la Revolución industrial (cuyos inicios se datan en 1760 en Gran Bretaña) la producción en grandes fábricas transformó la vida laboral tradicional, tanto de la mano de obra de origen rural como gremial, imponiendo largas jornadas y condiciones de trabajo próximas a la esclavitud.
Las condiciones de trabajo sin regulación ni control deterioraban la salud, el bienestar y la moral de los trabajadores. Se abusaba sin control de las mujeres y los niños.
No se aplicaba la regulación, establecida desde 1496 en Gran Bretaña, según la cual la jornada de trabajo duraba como máximo 15 horas: desde las 5 de la mañana hasta las 8 de la noche.
Desde 1810 Robert Owen difundió la idea de que la calidad del trabajo de un obrero tiene una relación directamente proporcional con la calidad de vida del mismo, por lo que para cualificar la producción de cada obrero, es indispensable brindar mejoras en las áreas de salarios, vivienda, higiene y educación; prohibir del trabajo infantil y determinar una cantidad máxima de horas de trabajo, de diez horas y media,4​ para comenzar.
Para 1817 formuló el objetivo de la jornada de ocho horas y acuñó el lema de «ocho horas de trabajo, ocho horas de recreo, ocho horas de descanso» (8 hours labour, 8 hours recreation, 8 hours rest).

Muchos son los trabajadores que desconocen todo esto y, de los pocos que conocen, la mayoría relaciona la demanda de la 8 horas con la lucha que culmina en Chicago en 1886.
Los ricos y poderosos no cedieron graciosamente a las demandas de los oprimidos. Solo la presión constante de los mismos logró visualizar sus aspiraciones y la concreción de algunas.

LA LUCHA POR LAS 8 HORAS EN EL MUNDO

Desde el momento en que los trabajadores tomaron conciencia del nivel de explotación que les afectaba, se iniciaron acciones tendientes a mejorar sus condiciones de vida así como la de sus familias, muchos de cuyos integrantes debieron incorporarse al trabajo para subsistir de mejor manera.
Es la organización que va naciendo la que pone como bandera primaria, la lucha por la jornada de 8 horas diarias.

El 8 de junio de 1847, en Inglaterra, una ley concedió a mujeres y niños la jornada de diez horas. Todos los obreros franceses conquistaron la jornada de 12 horas después de la revolución de febrero de 1848.
La Asociación Internacional de los Trabajadores definió como reivindicación central la jornada de ocho horas, a partir de su Congreso de Ginebra en agosto de 1866, declarando que la limitación legal de la jornada de trabajo era una condición previa sin la cual fracasarían todos los otros intentos de mejoras y la emancipación misma de la clase obrera.
En Estados Unidos la jornada laboral estaba fijada en 18 horas. Para 1830 la reducción de la jornada laboral se había convertido en una demanda generalizada.
El 16 de agosto de 1866 el Congreso Obrero General, en Baltimore declaró como primera y más importante exigencia de los trabajadores, "la promulgación de una ley fijando en ocho horas para todos los Estados Unidos la jornada normal de trabajo".5
El 1.° de mayo de 1886, 200.000 trabajadores iniciaron la huelga mientras que otros 200 000 conquistaron las ocho horas con la simple amenaza de parar.
En Australia la lucha por las ocho horas se libró ampliamente desde 1855 y la jornada de ocho horas se estableció en el sector de la construcción desde 1858, pero solamente se generalizó paulatinamente en el país.
En América Latina la demanda de la reducción de la jornada laboral fue enarbolada por los trabajadores en numerosas huelgas, hasta conseguir durante las primeras décadas del siglo XX la aprobación de leyes laborales que dispusieron la jornada de ocho horas.
El artículo 123 de la Constitución mexicana de 1917 estableció las 8 horas.
En el año 1915, se aprobó en Uruguay la Ley 5350, denominada Trabajo Obrero, que en su artículo número 1 establece: "El trabajo efectivo de los obreros de fábricas, talleres, astilleros, canteras, empresas de construcción de tierra o en los puertos[...] no durará más de ocho horas".
En 1917, justo después de la Revolución de Octubre en Rusia, el gobierno bolchevique instauró la jornada de ocho horas diarias y la semana de 48 horas.9
En 1919, en Barcelona, después de la Huelga de La Canadiense, que duró de 44 días, contó con más de 100 000 participantes y que paralizó efectivamente la economía, el gobierno español aceptó las demandas de los trabajadores que incluían una jornada de ocho horas, el reconocimiento de los sindicatos y el reintegro de los trabajadores despedidos.
El 23 de abril de 1919 el Senado ratificó la ley de las ocho horas10​ y declaró el 1.º de mayo de 1919 un día festivo.
La Organización Internacional del Trabajo, fundada en 1919, se inspiró en esta ley para su convenio n.º 1 sobre las horas de trabajo.

LA CONCESION NO FUE POR GRACIA SINO POR TEMOR

El abuso y la explotación indiscriminada se extienden por diferentes países, principalmente  aquellos en donde se desarrolla con más fuerza la revolución industrial.
Habitaciones miserables, largas jornadas de trabajo diario y sin descanso, comidas pobres y descompuestas, sin acceso a salud y un largo etcétera, son el resultado de la voracidad de capital. Más y más producción,  más y más riquezas.
Hombres,  mujeres y niños sometidos a la peor de las explotaciones.

Ellos, los capitalistas y los Estados que les sostienen observan con no poca preocupación cómo va fermentando la rebeldía y comienzan a trabajar para detenerla. Por eso se instala la llamada "cuestión social", una preocupación falsa por el estado de los ciudadanos y las carencias que afectan a los trabajadores y sus familias.
El origen de la llamada “cuestión social” acuñada por los Estados y parlamentos en esos años y hasta mediados del siglo XX, e incluso la visión de la iglesia a través de la Encíclica Rerum Novarum, está vinculada a estas carencias y dolores de los más pobres
Es en Alemania en 1883, con Otto Von Bismarck, donde se concretan las primeras leyes para descomprimir la situación, y van en la línea de la seguridad social - protección por enfermedad, e indemnizaciones -.
Sin embargo la rebelión ya está en marcha y solo unos años después, en 1886, estalla en Norteamérica la huelga por las 8 horas, que se transforma en la bandera de lucha de la clase y se expande por los distintos países.
En 1890 la Segunda Internacional declara el primero de mayo como el día internacional de los trabajadores.  

Pese a todos los esfuerzos de quienes tienen el poder, a las concesiones entregadas a regañadientes la movilización de los explotados no mermó y siguió en ascenso.

Se produce finalmente la Primera Guerra mundial y antes de que finalice la misma se desarrolla y triunfa la revolución bolchevique en Rusia y se producen levantamientos obreros en otros Estados.

EL PACTO DE VERSALLES Y LA OIT

La primera guerra mundial culminó con la suscripción de un acuerdo, lo que no sería novedad, pues en las guerras los vencedores siempre imponen sus condiciones a los derrotados.
No obstante en este caso llama la atención que uno de los capítulos del tratado suscrito que se llamó de Versalles, y fue suscrito por 50 países en Junio de 1919, establezca cuestiones relativas al trabajo y los trabajadores - Parte XIII, artículos 387 al 427 y anexo -.

El artículo 427 del Tratado establece entre otros puntos que:
*El trabajo no debe considerarse meramente como una mercancía o artículo de comercio.
*El pago de un salario adecuado que permita mantener un estándar de vida razonable
*La adopción de 8 horas al día o 48 horas a la semana, 
*Un descanso semanal, de al menos, 24 horas, el cual debe incluir el domingo siempre que sea posible
*Mujeres y hombres deben recibir igual remuneración por trabajos de igual valor.

El Tratado de Versalles determinó la constitución de la OIT, cuya creación se realizó entre Enero y Abril de 1919. A su constitución concurren 29 países y a 13 más se resuelve darles  el título de miembro originario, Chile se encuentra entre estos.

A Febrero de 2019 en la OIT hay 187 países miembros (de un total de 194 países en el mundo) y en 100 años se han acordado 190 Convenios.
La primera Conferencia se hizo en Washington en octubre de 1919 y en esta Conferencia se aprobaron 6 Convenios, siendo el  primero de ellos el referido a la jornada de trabajo.

La OIT  resuelve Convenios y Recomendaciones, los que se adoptan en la Conferencia Internacional Anual a la que concurren representantes de los gobiernos, empleadores y trabajadores.
Para que se haga efectivo un Convenio se requiere que los Estados miembros los sometan  a sus autoridades competentes, generalmente los parlamentos.
Hay que decir que en muchos casos son bastante ambiguos, permitiendo muchas interpretaciones de acuerdo al Estado que resuelva aplicarlos.

Sin ir más lejos, los convenios sobre negociación colectiva y organización sindical que se supone promueven dichos instrumentos para el mayor número de trabajadores, se ven cada día más minimizados ante la actual legislación chilena, pues casi la mitad de quienes trabajan están impedidos por ley de sindicalizarse y negociar colectivamente.

LA OIT Y LA JORNADA DE TRABAJO

El Convenio N° 1 de la OIT establece la jornada de 8 horas diarias para los trabajadores de empresas industriales públicas y privadas.
El convenio establece que:

En todas las empresas industriales públicas o privadas, o en sus dependencias, cualquiera que sea su naturaleza, con excepción de aquellas en que sólo estén empleados los miembros de una misma familia, la duración del trabajo del personal no podrá exceder de ocho horas por día y de cuarenta y ocho por semana, salvo las excepciones  indicadas en el mismo.

Además y si tomamos en consideración que el convenio 106 de 1957 establece en su artículo 6 que…

“1.- Todas las personas a las cuales se aplique el presente Convenio, a reserva de las excepciones previstas en los artículos siguientes, tendrán derecho a un período de descanso semanal ininterrumpido de veinticuatro horas, como mínimo, en el curso de cada período de siete días”.

…queda claro que, al menos desde 1957, la jornada diaria nunca debiera exceder de 8 horas diarias.

Como el objetivo en este trabajo es la jornada de trabajo, no está de más hacer notar el convenio 47, aprobado en 1935 y ratificado solo por 10 países: (Australia Azerbaiyán  Belarús, Republica de  Corea, Finlandia, Kirguistán , Lituania, Republica de Moldova, Noruega, Nueva Zelandia, Federación de Rusia,  Suecia, Tayikistán, Ucrania, Uzbekistán), que establece  en su artículo 1:

Todo Miembro de la Organización Internacional del Trabajo que ratifique el presente Convenio se declara en favor:
(a) del principio de la semana de cuarenta horas, aplicado en forma tal que no implique una disminución del nivel de vida de los trabajadores;

Muchos son los que consideran inalcanzable una jornada como esta y más los que desconocen la existencia misma del convenio 47 de la OIT.
Pese a lo anterior y poniéndose por sobre estos acuerdos tripartitos, hay países que han llegado a establecer jornadas inferiores a las 40 horas semanales, entre ellos 2 de los que aparecen ratificando el convenio 47.
En efecto…

” en Holanda la jornada de trabajo es de 29 horas a la semana, en Dinamarca se trabajan 33 horas, en Irlanda la jornada es de 34, en Alemania se han establecido 35, en Suiza trabajan 35, en Suecia son 36 horas semanales y en Australia 36 horas semanales para las empresas privadas y 38 horas para las públicas”. 

Ciertamente que la imposición del modelo económico capitalista ha llevado a la perdida de algunas de estas jornadas e implicado el aumento de las mismas, pero aun así queda demostrado que la jornada de 40 horas es plenamente factible.
Lo que no podemos ignorar es que en todas estas naciones los ingresos mensuales de los trabajadores y una buena seguridad social, les permiten llevar una vida digna sin limitaciones en sus derechos básicos.

EN CHILE

Partamos por decir que en nuestro país  NUNCA  se ha aplicado a la letra la norma de la OIT, pese a que como país fundador ha ratificado el convenio 1.
Chile no es ajeno a la discusión sobre la explotación y el abuso, y tampoco lo es respecto de la “cuestión social” que, como ya hemos dicho, comienza a ser tratada ya a finales del siglo XIX.
Es la rebeldía de trabajadores marítimos, salitreros, mineros, textiles y otros, lo que lleva al Estado a promover las primeras normas de protección a los trabajadores, como son las de habitaciones obreras, descanso dominical y de la silla, entre otras.    
Así se da cuenta de cómo vivían su día a día millares de trabajadores:

“Hasta fines del siglo XIX la jornada de trabajo promedio era de 12 horas, aunque en algunos casos podía extenderse hasta 14 horas por día.
De acuerdo a datos de la SOFOFA ya hacia 1905 la jornada diaria  de un trabajador industrial en Santiago es de 10,5 horas, hacía 1911 se había reducido a 9,5 horas y al promediar la década del 20 se situaba en 8,5 horas”     
books.google.cl -Sagredo Rafael

“En el caso de los salitreros, se trabajaban

“…jornadas laborales de más de 12 horas, habitaciones estrechas y sin servicios higiénicos, al igual que salarios pagados con fichas y no con dinero marcaron el día a día de los obreros en el desierto de Atacama”.
www.museodeantofagasta.gob.

“En Valparaíso hacía 1907 una alta proporción  de los trabajadores industriales  y de los servicios, panaderos, marítimos, cerveceros, tranviarios y los del gas tenían jornadas sobre el promedio y no era extraño que ellas se extendieran hasta las 14 horas 
books.google.cl  - Sagredo Rafael

 
Las Jornadas de los Trabajadores, las mujeres y los niños en el carbón eran particularmente duras: 

“Desde fines del siglo XIX Lota vivió huelgas obreras.

La huelga de 1902 enseñó a los obreros la necesidad de sindicatos, creando la Federación de Trabajadores de Lota y Coronel en un período de florecimiento de mutuales, mancomunales y federaciones, actividad que desembocó en la gran huelga de 1920, que duró más de ochenta días y logró rebajar jornada laboral de catorce a ocho horas, la movilización contempló huelga de cocinas apagadas, desalojo de viviendas, campamentos en Playa Blanca y solidaridad nacional.


La consecución de la jornada de trabajo, en el mundo y en Chile fue consecuencia de la lucha decidida de los trabajadores y no fruto de la preocupación por la cuestión social de las autoridades políticas  Es por esa razón que ya en 1924 se dicta la ley 4053 que en uno de sus artículos establece:

Art. 11. La duración del trabajo ordinario efectivo de cada obrero, de uno u otro sexo, no podrá exceder de ocho horas por día o de cuarenta y ocho horas por semana.

Podría concluirse que con esto el Estado chileno da cumplimiento al Convenio N° 1 de la OIT. Sin embargo debemos hacer notar que mientras el Convenio OIT dice “8 horas diarias y cuarenta y ocho horas por semana” la ley chilena habla de “8 horas diarias o cuarenta y ocho horas por semana”.
Mientras la OIT es perentoria  y clara, Chile deja abierta la posibilidad para que la jornada sea mayor a 8 horas diarias y es lo que vienen haciendo los patrones y los gobiernos hasta nuestros días.

En 1931 se refunden las diversas leyes y se establece un Código del Trabajo, que recoge las diversas leyes hasta ese momento dictadas.
Entre las particularidades del Código del Trabajo, que se mantendrán vigentes hasta el golpe de estado, tenemos aquella que entrega por separado las normas para obreros y empleados.
¿Qué dice la legislación sobre la jornada de trabajo?

Art. 24 (obreros). La duración del trabajo ordinario efectivo de cada obrero de uno u otro sexo no excederá de ocho horas por día o de cuarenta y ocho horas por semana.
Art. 25. La disposición anterior no es aplicable a las personas que ocupan un puesto de vigilancia, de dirección o de confianza, como mayordomos, capataces, llaveros, etc.; a las que desarrollan labores discontinuas o que requieran la sola presencia como peluqueros, empleados de hoteles, serenos, guardavías,
etc. y demás que sean calificados en tal carácter, por la Inspección General del Trabajo; y, las que desempeñen funciones que por su naturaleza no están sometidas a jornada de trabajo.
Sin embargo este personal no podrá permanecer más de doce horas diarias en el lugar de su trabajo, y tendrá, dentro de esta jornada, un descanso no menor de una hora.
Art. 125 (empleados). La jornada de trabajo se dividirá en horas ordinarias y extraordinarias. Se entiende por horas ordinarias, las que no excedan de cuarenta y ocho semanales, efectivas, de trabajo, para todos los empleados en general.
Art. 126. El máximo de cuarenta y ocho, podrá elevarse hasta cincuenta y seis para los empleados de empresas de telégrafos, teléfonos, luz, agua, teatros, tranvías y de otras actividades análogas, cuando el movimiento diario sea notoriamente escaso, a juicio de la Inspección General del Trabajo, y los empleados deban mantenerse constantemente a disposición del público.
Art. 128. Los máximos semanales establecidos precedentemente deberán distribuirse en seis días. Las horas ordinarias se distribuirán en jornadas de ocho horas y de nueve horas y veinte minutos, en su caso.
El empleador, de acuerdo con los empleados, podrá modificar esta distribución aumentándola en unos días y disminuyéndola en otros, sin sobrepasar el máximo semanal señalado ni exceder la jornada en más de una hora, o de 40 minutos, en su caso.

Con este ejemplo se puede constatar que la ley opera en forma diferente, dependiendo de la condición que el trabajador es contratado.
Los obreros pueden trabajar ocho o más horas diarias hasta completar 48 en la semana, aunque hay un sector excluido que puede llegar hasta 12 horas diarias por 6 días en la semana, mientras los empleados tienen más certeza de esa jornada diaria, la que no obstante para algunos puede extenderse hasta 56 horas por semana.

En 1948 se agrega un nuevo inciso al artículo 25  que dice:

“Lo dispuesto en los 2 incisos anteriores no se aplicara al personal de cocina que trabaja en los hoteles restaurantes y clubes”

… con lo que estos trabajadores dejan de estar sujetos a una jornada de hasta 12 horas diarias por 6 días y pasan a una jornada de 8 horas diarias o 48 semanales

Los artículos citados con antelación  se mantienen con sus números y lecturas, salvo  excepciones que no alteran el fondo, hasta el año 1973.

LA JORNADA DE TRABAJO EN LA DICTADURA

La dictadura derogó el Código del Trabajo y dejo congelada la acción y gestión de los sindicatos, terminando con toda la estructura hasta entonces vigente.

Entre 1978 y 1979 se dictaron 2 cuerpos legales. El DL 2.200 que fijó normas relativas al contrato de trabajo y protección de los trabajadores y el DL 2.756 que estableció las normas para la constitución de Sindicatos.

Claramente y durante algo más de 40 años, los diferentes gobiernos y parlamentos fueron incapaces de dignificar a los trabajadores con una norma clara y concreta. Establecer, sin lugar a dudas ni ambigüedades, una jornada de 8 horas diarias.

Aun así,  respecto de la jornada de trabajo, la dictadura hecha por tierra lo avanzado desde 1924 que incluyó los guiños del Estado respecto del cumplimiento de las ratificaciones a los Convenios OIT.
Guiños, pues hemos dejado claro que no se cumplió a cabalidad con lo indicado en dichos instrumentos ratificados por el Estado.

En el artículo 34 del DL 2.200 se indica que:
“la jornada de trabajo  no excederá de 48 horas semanales. Agregando después, en el artículo 39, que dicha jornada no podrá distribuirse en más de 6 días ni exceder de 12 horas diarias.

Se instala la facultad para los patrones, de flexibilizar la jornada semanal según sus intereses.
En los artículos siguientes incorpora  a quienes estarán excluidos de la aplicación de esta norma. El único cambio respecto de lo vigente hasta 1973 es que, al cambio que consignamos en 1948,- que sacaba al personal de cocina de la exclusión que se aplica a quienes trabajan en hoteles restaurantes o clubes, (inciso tercero del artículo 37), se agrega al personal  administrativo, de lavandería y lencería de esos establecimientos.

Así, se suscribe el acta de fallecimiento de la ratificación del convenio OIT y de las propias normas de Código del Trabajo vigentes desde 1931, esto a pesar que la dictadura no renunció a la ratificación de éste y otros convenios.

Después  de sucesivos ajustes y cambios, finalmente en 1987 se publica un nuevo Código del Trabajo que reúne decretos y otros relativos a lo laboral desde 1978.

El Código del Trabajo de la dictadura, en los artículos 23 y siguientes  ratifica casi en un 100% lo ya establecido en el DL. 2200, siendo lo medular aquello que indica que la jornada de trabajo será de 48 horas semanales, no podrá distribuirse en más de 6 y menos de 5 días,  ni podrá exceder dicha jornada ordinaria de 10 horas por día.
Nótese el cambio que se instala, toda vez que junto con establecer que no se podrá distribuir en más de 6 días ni en menos de 5 ni extenderse por más de 10 horas diarias , lo que implica jornadas de 8 u 9,6 horas por día dependiendo de lo que se establezca en los contratos individuales. Se mantiene pero a la vez se acota la flexibilidad horaria.

La articulación sindical del periodo dictatorial llega a su punto más alto con la constitución de la Central Unitaria en Agosto de 1988, entidad que:

“en el numero 6 letra d) de su plataforma de lucha reivindica el restablecimiento de una jornada ordinaria de 8 horas diarias de trabajo”. 

Dicha demanda, absolutamente clara y justa, no es recogida en el Programa de gobierno de la Concertación de Partidos, que asume el gobierno en 1990, ni tampoco la recoge la actual plataforma de lucha de la CUT.

En el tiempo que transcurre entre 1990 y 2001, la jornada de trabajo permanece inalterable, salvo ajustes que mejoran el descanso de los choferes de la locomoción colectiva interurbana.

En el año 2001 se aprueba una ley que lleva la jornada de trabajo semanal de 48 a 45 horas, reforma que comienza a regir desde el año 2005. No obstante se mantiene la omisión al Convenio 1 de la OIT, en cuanto a la jornada diaria de 8 horas, limitándose a establecer que la jornada será de:

“ 45 horas semanales (artículo 22) y que no puede distribuirse en más de 6 ni menos de 5 días, y la jornada ordinaria no puede acceder de 10 horas  por día.

Claramente mantiene la lectura instalada en el Código de la dictadura disminuyendo la jornada de 48 a 45, con lo que la jornada diaria podrá ser de 7,5  o 9 horas por día, manteniendo la facultad al patrón de flexibilizar la jornada según su conveniencia.
Junto con esto saca de las exclusiones  a quienes “ ocupan puestos de vigilancia, desarrollen labores discontinuas intermitentes o que requieran de su sola presencia, a los trabajadores de empresa  de telégrafo, teléfono, télex, luz, agua , teatro y otras actividades análogas,”, dejando excluidos solo a los trabajadores de hoteles restaurante y clubes - salvo administrativos, lavandería lencería y cocina - quienes solo podrán estar más de 12 horas diarias en el lugar de trabajo y tendrán una un descanso no inferior a una hora imputable a esta jornada.
Asimismo se establece que esta jornada excepcional  solo se podrá distribuir hasta por un máximo de 5 días a la semana.

El año 2016 se produce una de las últimas reformas a la jornada de trabajo  que involucra a los trabajadores de restaurantes (deja fuera a los trabajadores de hoteles y clubes)  y establece que si se suscriben pactos para pactar la interrupción de la jornada  por más de media y hasta por 4 horas diarias, quedan fuera de la  distribución señalada en el artículo 27 (hasta 12 horas por días por 5 días a la semana).

Hasta aquí, y teniendo en consideración que pueden existir omisiones involuntarias, llega el análisis respecto de la jornada de trabajo en nuestro país, lo que como verán va mucho más allá del simple análisis de 2 proyectos de ley que apuntan a rebajar la jornada de trabajo a 41 horas con flexibilidad y el otro a llevar la jornada a 40 horas.

Cada trabajador debe sacar sus conclusiones

MANUEL AHUMADA LILLO
PRESIDENTE CENTRAL CLASISTA DE TRABAJADORES Y TRABAJADORAS
SECRETARIO C.G.T CHILE