PULSO SINDICAL Nº
371 DEL 01 AL 15 DE ENERO DE 2019
El equipo del Pulso Sindical quiere
desear un buen año 2019 a todos y todas, manteniendo firme la convicción
de que en algún momento del proceso de venta de fuerza de trabajo, los abusados
se darán cuenta del daño que les hace no conocer sobre sus derechos y se
pondrán a la tarea de educarse, para luego construir el instrumento que les
dignifique y les guie en la lucha por su dignificación
Desde siempre ha habido explotación y
para salir de ella los trabajadores han pagado costos. Que nada nos arredre en
la búsqueda del cambio y la justicia social.
Sepan todos y cada uno de quienes nos
leen y difunden, que pueden y deben contar con la CGT y la Central Clasista de
Trabajadores y Trabajadoras para avanzar en este
empeño.
*****
El sábado 5 de Enero de 2019 quedará
marcado como el momento aquel en que patrones y renegados del sindicalismo -
ansiosos de exposición mediática - presentaron las conclusiones del proceso al
que fueron convocados meses antes por Sebastian Piñera y que tenía como
objetivos definidos, según el gobierno, “analizar los desafíos en
materia de modernización del mercado laboral y nuevas formas de empleo y
realizar propuestas en esa línea” (El Mercurio, pagina B 4 del
5-1-2019).
¿Con que moral se permiten hablar de
modernización del mercado laboral, mientras millones de asalariados son
tratados casi como esclavos?
Es claro que representantes
patronales y sindicales miran para el lado, sin reconocer a estos millares de
trabajadores a quienes el Estado no entrega siquiera la posibilidad de un
control rápido y expedito a las violaciones de sus derechos, que regularmente
están siendo denunciadas.
Ni una sola línea en la larga
perorata a la que nos tienen acostumbrados esta comisiones gubernamentales - y
que desconocen el mundo real - para proponer o al menos sugerir
correcciones a las leyes laborales que son una mugre desde mucho antes de 1990.
No hay la más mínima autocrítica al
mal trato evidente al que se somete a los migrantes y a los mal llamados “a
honorarios”. Unos y otros vendedores de fuerza de trabajo, a quienes por la vía
de subterfugios varios, se les quiere privar incluso de ser reconocidos como
trabajadores para así negarles las miserables garantías que provee la mala
legislación vigente.
Miles son los extranjeros que están
desarrollando labores en oficios diversos, en distintas regiones del país,
mientras sobreviven hacinados privados incluso de agua y luz.
En muchos casos trabajan jornadas de
12 y más horas diarias, con sueldos inferiores al mínimo legal, desprotegidos
en salud y previsión e incluso sin un descanso adecuado.
Esta es la modernización laboral que
promueve la patronal y que no se atreve a denunciar el sindicalismo obsecuente.
Son miles los compatriotas que
cumplen labores en distintas reparticiones municipales y estales por años, algo
que también se vive en la empresa privada.
Disfrutan del beneficio de
vacaciones, a muchos se les paga la previsión mensual y tienen claramente
definida la relación de dependencia. Y sin embargo son echados a la calle sin
ninguna indemnización y /o compensación por los años servidos
¿Porque? Porque trabajan a
honorarios. Una palabra, un término acuñado por la modernidad, cuya definición
no aparece en parte alguna en el Código del Trabajo.
Otra muestra más de lo que entiende
el capital por modernización laboral.
El artículo 3 letra b) del Código
Laboral dice que: “Trabajador es toda persona natural que preste
servicios personales, intelectuales o materiales, bajo dependencia o
subordinación y en virtud de un contrato de trabajo”.
Según lo entendemos, y así también lo
han expresado muchos abogados, el trabajo a honorarios es algo esporádico, de
corta duración, por el que regularmente se da boleta de servicios. Implica una
relación de “prestación de servicios” que no tiene el signo de la
dependencia. Y sin embargo, a muchos se les despide luego de años de trabajar
en un lugar y deben hacer todo un proceso para probar su condición de trabajadores
y ser indemnizados. ¿El elemento común para muchos de estos casos?
No existe contrato de trabajo, por lo
tanto no son trabajadores y no les asiste ningún derecho. ¿No será
demasiado la modernidad que nos proponen?
Ambos casos, trabajo de migrantes y
honorarios - y sin desconocer a un gran porcentaje de trabajadores que presta
servicios en micro y pequeñas empresas y que carecen casi completamente de
derechos (sindicalización y negociación colectiva como los más importantes) -
más parecen resultado de una política de sometimiento que fruto de
diálogos y acuerdos entre partes.
Desde los inicios de la revolución
industrial, los que tienen el capital y controlan los Estados han abogado por
una liberalidad total. En función de ella pusieron y sacaron gobiernos y solo
la revolución bolchevique triunfante los obligó a constituir la OIT y morigerar
la explotación. Las fuerzas de los trabajadores organizados, peligrosamente
comenzaron a poner oídos al discurso del capital - libertad o totalitarismo – y
terminaron fragmentadas. Desde entonces comenzó el retroceso y la pérdida de
derechos.
Para los patrones esto se llama
modernidad y libertad, no importa si la deben instalar con golpes de estado u
otros artilugios. Cuentan con todo un aparato dispuesto para ello
Por eso resulta torpe, estúpido y
hasta traicionero, el paso dado por estas Centrales sindicales que acudieron al
llamado de Piñera, mismo error que ya habían cometido junto a la otra Central
cuando por omisión valoraron las reformas laborales de la Nueva Mayoría.
No hay posibilidad alguna de mejorar
las leyes laborales mientras se siga creyendo que modernizar es el equivalente
a renuncia.
¿Que acaso son retrógrados aquellos
que abogan por una jornada de 40 horas distribuidas en 5 días, que demandan
ingreso mínimo digno y suficiente para satisfacer necesidades fundamentales de
la familia (alimentación, vivienda, vestuario, gas agua y luz, locomoción
diaria, entre otras), que reclaman acceso a recreación y descanso, pensiones
dignas?
Mucha atención trabajadores. Los
patrones y sus gobiernos, se han servido de estos yanaconas para hacernos creer
que modernidad implica renuncia, que mejoras en las relaciones laborales es
igual a Códigos del Trabajo minimalistas.
Hay que comenzar la ofensiva contra
el consumo exacerbado y el individualismo.
Aprender de nuestros deberes y
derechos entendiendo que somos seres humanos que esperan que los adelantos
científico técnicos nos mejoren la vida y la hagan más digna y justa.
Eso y no otra cosa es para nosotros
la modernidad.
CONTINUARA
MANUEL AHUMADA LILLO
Secretario CGT CHILE
No hay comentarios.:
Publicar un comentario