miércoles, 1 de julio de 2015

PULSO SINDICAL Nº 284 - DEL 16 AL 30 DE JUNIO DE 2015

Ni siquiera mencionaré la fecha en que a muerto Sergio Diez, pues no interesa.
Si hay que decir que ha muerto, sin pagar por sus felonías, otro activo colaborador del pinochetismo. Tipo oscuro, dirigente de la derecha más reaccionaria, esa que planificó y financió el golpe de estado de 1973.
Un individuo que fue capaz de negar en las Naciones Unidas, y por ende al mundo entero, la existencia de detenidos desaparecidos y de torturados en Chile, no merece ser reconocido más que como un servidor del fascismo.
Fue en 1977 que cumplió las ordenes de la junta militar y los acuerdos con sus iguales (por mas que muchos se hayan desmarcado después), negando lo que en su país sucedía.
Con el tiempo pretendió hacerse a un lado diciendo que fue engañado y que no le dijeron toda la verdad, pero eso no se lo creyó ni él, quedando marcado por siempre como un cobarde y mentiroso.
Si hoy vemos como se investiga por corrupción mayoritariamente a los servidores de la dictadura, no debe extrañarnos lo hecho por Diez.
Solo debemos observar atentamente como sus pares en la política, los derechistas anti reformas y cambios de todo tipo y algunos que apoyaron inicialmente el golpe y que luego estuvieran vigilados por la dictadura, hoy le rinden homenajes.
Se trata de los mismos lobos, solo que algunos han utilizado ropaje de ovejas para tratar de pasar desapercibidos.
Ríndanse homenajes, sigan calificándose como lo que no son. Somos muchos los que no olvidamos y les denunciaremos donde estén. Más allá del paso del tiempo, estaremos siempre recordando a nuestro pueblo quienes fueron y lo que hicieron.
Ni perdón ni olvido.

Una enorme nube cubre hace mucho tiempo la ciudad de Santiago y otras al norte y al sur de ésta. Es la contaminación ambiental, el envenenamiento del aire.
En la primera el crecimiento desatado y mal reglamentado de la industria y el aumento del parque automotriz, como los principales elementos contaminantes, mas no los únicos. En las otras fundamentalmente el consumo de leña, metales de diverso tipo en el aire y en la tierra.
En todas, la mala calidad del aire está afectando gravemente la calidad de vida de la población en general y particularmente en niños y adultos mayores.

Y que decir de los efectos del aluvión en el norte grande?,
Enorme cantidad de productos químicos liberados por el agua, lo que dejó al desnudo el descontrol total en el cuidado de estos productos y como no, también la avidez del capital, que solo depreda sin dejar mayores beneficios a los habitantes de todos los lugares arrasados por el agua.
Ni buenos caminos, ni habitaciones dignas, ni escuelas dotadas de tecnología, tampoco  centros de salud aptos para tratar las dolencias y enfermedades provocadas por el trabajo minero y la exposición por tiempo indeterminado a un aire contaminado.
Y que decir de la carencia de buenas y rápidas comunicaciones, equipos de búsqueda de cuerpos de personas arrastradas por las aguas descontroladas, que pudieron haber aminorado en algo ese enorme daño.
Nada. La contaminación, el abandono de ciudades y comunas va quedando en el olvido como todos y cada uno de los dramas que históricamente nos han afectado. Es la apuesta de los que depredan y destruyen. Una campañita por aquí, algunos regalitos por allá y a seguir cagando al pueblo. En eso son expertos.
Así como en la Cuarta y Quinta Región se roban el agua para las plantaciones de particulares y pese a las denuncias absolutamente documentadas aún no hay sanciones, en la Araucanía se sigue negando sus derechos ancestrales al pueblo mapuche. Reprimen, apresan, acusan, condenan y matan, al que reclama lo que le pertenece.
Estudiantes y profesores siguen sin ver satisfechas sus demandas, mientras el paro de docentes y no docentes se acerca al mes de duración.
Los trabajadores siguen siendo ignorado y sus manifestaciones ocultadas por la prensa en manos de los dueños del capital.

El 30 de junio, trabajadores asociados a SINTRASAR (UTEC) y SINTEC manifestaron en el frontis de las oficinas centrales del Metro, en el centro de Santiago.
Se trata de un nuevo cuestionamiento al instrumento legal que faculta la explotación de fuerza de trabajo a través de lo que llaman empresas contratistas.
Sueldos miserables, carencia de implementos de trabajo, uniformes, alimentación digna, la obligación de trabajar exceso de horas extras para hacer subir los ingresos, nulo respeto a las normas de higiene y seguridad en el trabajo. Ni siquiera cuentan con locomoción de acercamiento a sus lugares de trabajo
Bajo esta norma legal se ha facilitado el abuso de contratos de plazo fijo y por obra o faena, la falta de respeto a los reglamentos internos, el desconocimiento del trabajo del comité paritario.  

Y sin embargo las autoridades políticas insisten en que las cosas están bien e irán aún  mejor cuando se aprueben las nuevas reformas al Código del Trabajo, reformas que en su momento fueron acordadas por la CUT y la Nueva Mayoría y que hoy son muestra clara de que se trata solo de una nueva capa de pintura al edificio del modelo económico.
Salió lo que pocos quieren, pero que la mayoría de los diputados validaron, desde la Cámara al Senado y, seamos justos, no son muchas las críticas por lo que hicieron.
La pregunta del millón es si vale la pena seguir intentando conseguir que el negro mute a gris.
Se perderán cientos de horas de trabajo buscando convencer a los senadores que mejoren el proyecto o al menos lo mantengan tal cual. Mejoras que son solicitadas por algunos dirigentes sindicales, asesores y ciertas instituciones que no siempre representan el sentir de los trabajadores, a los que poco consultan.
Mantener lo acordado será la exigencia mínima de los diputados, salvo que el proyecto sea mejorado por los senadores.
¿Si llegara a suceder lo mismo que con la reforma tributaria, qué harán los diputados y quienes, desde fuera del parlamento, validan lo que ya se ha hecho?
Comisión mixta?, rechazo del proyecto? Veto presidencial?
Se impondrá lo que llaman “realismo político”. Algunos harán pucheritos, otros discursos para la galería para terminar todos diciendo que se aceptan las reformas “porque peor es mascar lauchas”.

Ante este cuadro, la respuesta debe ser una sola, Mantener las razones del rechazo al proyecto y exigir al Estado que haga ley las demandas básicas: Locomoción, colación, gratificación garantiza, reajustabilidad anual de los sueldos.
Toda cuestión en contrario será traición y las cuentas deberán ser cobradas.
Del pueblo, de los trabajadores depende.


MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T. CHILE 

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