PULSO SINDICAL Nº 337 DEL 16 AL 30 DE
JUNIO DE 2017
En el Museo de la Memoria se realizó el 28 de Junio un conversatorio, con el objetivo de analizar
los problemas y los desafíos del movimiento sindical en la actualidad.
Participamos de esta reunión abierta 3 viejos dirigentes
sindicales, compañeros de mil batallas, con un pasado común en la Central
Unitaria e intentamos, pese a las claras diferencias en algunos de los temas
tocados, exponer los problemas que han
llevado al movimiento sindical al estado actual en que se encuentra – casi de
postración - y proponer algunas ideas
que pudieran llevar a superar este mal momento.
Desde la CGT y CIUS
hemos hablado con claridad y sin ambigüedades al respecto.
Sostenemos que la
crisis que vive el movimiento sindical es grave y que no se puede seguir
diciendo que la misma es el resultado de los 17 años de dictadura.
La crisis viene, en nuestra opinión, casi desde los orígenes
del movimiento y se inicia en el mismo momento en que, pese a tener ante los
ojos el resultado del abuso y la explotación capitalista, no se tuvo la
capacidad de construir una única y gran organización que, superando las
diferencias ideológicas que ya se expresaban, tuviera como objetivo primario y
más importante la defensa irrestricta de los derechos y demandas de los
trabajadores.
Las mutuales se remiten principalmente al asistencialismo y
la ayuda familiar y aunque promueven la educación y combaten con energía los
vicios que va instalando el modelo imperante, no logran fijar el centro al que
los trabajadores deben combatir.
Las sociedades de resistencia ponen ante los ojos de los
trabajadores al enemigo de clase, pero no logran mantener las luchas en alto ni
generan una organización poderosa que asuma y extienda sus planteamientos.
La mancomunal viene a unir ideas y planteamientos de
mutuales y sociedades en resistencia y se permite incluso generar un
instrumento político para llevar adelante sus propuestas. No logra sin embargo
extender a todo el país su accionar.
La FOCH nacida como
una mutual de un sector determinado, se va transformando en un aglutinador de diversas organizaciones y a
fines de la segunda década del 1900 se define claramente como una adversaria
del capital y llama sin ambigüedad a su reemplazo por un régimen social
distinto.
Todo el proceso que termina con la dictación del primer
Código del Trabajo, provocó fisuras y diferencias que llevaron al ocaso a la
FOCH, pudiendo recién en 1936 cuajar un nuevo intento unitario con la
constitución de la CTCH, que se divide en 2 diez años después.
La CUT de 1953 viene de nuevo a levantar las banderas del
trabajo sindical unitario pero menos de 10 años después de su fundación, un
sector político da un cuartelazo a Clotario Blest, anula el llamado a un paro
nacional y desde ahí se impone a futuro, casi sin contrapesos, el accionar del
partido político por sobre el de la organización sindical.
Es doloroso tener que decirlo, pero la ceguera partidaria,
la necesidad de hacerse de espacios de poder y desde ahí imponer posiciones,
fracturó y quebró irreversiblemente al movimiento sindical, el que fue
aplastado sin contemplaciones por la dictadura desde 1973.
Así es que no sigamos culpando solo a la dictadura de todos
nuestros males. El sectarismo, la discriminación e incluso la persecución al
que se atrevía a discrepar, fueron ampliando la brecha de la desunión que se
mantiene hasta hoy.
Hubo algo que es aún más grave. Hasta el momento del golpe
la inmensa mayoría del movimiento sindical tenía claro que enemigo era el capital
y luchaba contra él desde los diferentes espacios.
Es esto quizás lo que permitía que pese a las diferencias,
dudas e incluso descalificaciones, se volvieran a tender puentes y se retomara
el camino.
Dicho en palabras simples, la clase unía.
Hoy en el movimiento sindical hay muchos que no sienten ni
siquiera afecto por la clase trabajadora, para ellos no existe.
Desarrollan un sindicalismo alejado de los trabajadores, su
accionar lo resuelven equipos políticos, hablan y asumen acuerdos marco y mesas
de dialogo que de poco o nada sirven. Han
hundido y desprestigiado a un instrumento que conducido por los
trabajadores pudo perfectamente adquirir la fuerza de la FOCH y de la Central
Única.
Pero rindieron las banderas y no tienen vuelta.
Porque creerles? Porque no se les puede criticar? Quien les
hizo dueños de la verdad?
Decir esto provoca interrupciones y groserías de algunos
militantes partidarios, que siguen creyendo que ellos y solo ellos tienen
derecho a exponer sobre lo que vive el sindicalismo y que todo aquel que le
rebate o no les sigue el amen, es un traidor y debe ser denostado.
Pero no hay problemas, estamos para estas y otras peleas,
porque el objetivo final es que los trabajadores despierten y asuman su rol. Hay
que volver a las raíces del movimiento, a la participación activa, rechazar la
sobrepolitización y abrir la organización a todo el que quiere luchar por sus
derechos.
A todas partes iremos llamando a construir el instrumento de
la clase, porque debe ser construido. Aquellos que descalifican y pretenden
silenciarnos por la vía de la intimidación
pierden el tiempo, no nos callamos y punto. Podrá demorar, pero la clase
ganará esta pelea.
En los momentos en que se iniciaba el 28 de junio este
ejercicio de conversación en el Museo de la Memoria, recibí una información por
WhatsApp de la Coorporación Memorial
Cerro Chena, conformada por hijas y familiares de los ferroviarios fusilados en
el Cerro Chena, quienes me informaban de la resolución del Consejo de
Monumentos Nacionales, de declarar monumento histórico a la loma, las fosas, el
pórtico y la escuelita en el Cerro Chena de San Bernardo.
Cuanto tiempo ha pasado queridos familiares de las víctimas,
cuanto tiempo.
Casi 44 años desde esos aciagos días, en que los amos
sacaron a sus servidores para eliminar por la fuerza las ideas.
Y sin embargo, aquí estamos, disfrutando de esta noticia,
que legítima y valida todo lo que se ha hecho para evitar que las sombras y el
olvido se impongan.
Cuando concurrimos la primera vez a hacer una reconstitución
de escena, se presentaron ante nuestros ojos el portal por donde pasaron todos
los que allí fueron torturados y los que perecieron.
Por primera vez se habló de “la escuelita” y se le buscó
hasta hallarla.
Las salas están intactas e incluso se conserva el galpón
donde nos alimentaron. Solo se perdió de la vista la sala de torturas, que
estaba a 20 pasos de las salitas de clase devenidas en celdas y que sin embargo
sigue nítida en la memoria.
La casa del techo rojo, en la loma, la botaron. Pero ahí
quedaron los cimientos que encontramos entre la hierba.
Ahí se ha homenajeado y honrado a los caídos y se seguirá
haciendo.
Todo esto ahora será un monumento histórico y me enorgullece
haber aportado un granito de arena para que la lucha de las queridas hijas de
mis compañeros no fuera en vano.
Esos viejos ferroviarios del cerro me inculcaron por esos
días, el amor a la clase y la defensa a ultranza de sus demandas y he sido fiel
al compromiso tomado..
¿Qué efecto podrán hacer entonces estas frases destempladas
de quienes tienen perdida la brújula? Ninguno por supuesto.
Iré, iremos a todos los lugares donde nos inviten a exponer
nuestra visión y nuestra propuesta.
Al contrario de muchos, no creo que la unidad se pueda
construir sobre el olvido, no creo que puedan convivir en una misma estructura
los que sueñan con “humanizar el capital y quienes lo combaten.
Se podrá encontrar algún
punto de encuentro y desarrollar acciones conjuntas, pero mientras no se
defienda en forma irrestricta a la clase y sus demandas, mientras no se le
rinda tributo y se le respete como lo merece, no hay unidad posible.
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T. CHILE
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