PULSO SINDICAL
EXTRA Nº 20
El 09 de Enero de 2016, alrededor de las 06:35 en el
kilómetro 88 de la ruta R-86 que une las comunas de Angol con Los Sauces, en el
cruce Huequén, se produjo un accidente de tránsito con terribles consecuencias.
Nueve personas fallecidas y un herido grave.
Las identidades corresponden al conductor Rodrigo Zambrano
Flores (32), Fernando
Canío Cuitiño (17), Aldo Pérez Sepúlveda (20), Bhayron Díaz Muñoz
(19), Segundo Muñoz Alarcón (64), Nicolás Bravo Flores (18), María Garrido
(33), Daniela Retamal (35) y Bárbara Henríquez de 17 años, quien deja a un niño
de 1 año. La única sobreviviente de la tragedia, identificada como Madeleine
Vallejos Muñoz (17), se encuentra hospitalizada en el Hospital de Angol y sería
trasladada hasta el Hospital Hernán Henríquez Aravena de Temuco.
No se trata de un hecho extraordinario, que se produce una
vez en un millón y que por lo mismo es impredecible.
Es algo habitual, que deja al descubierto la soterrada “trata
de personas” común en el trabajo de temporada y que no solamente se produce en
el agro, sino también en el turismo, comercio y otros sectores que ven
aumentadas sus ventas en fechas especificas (semana santa, fiestas patrias y de
fin de año), todo avalado por normas legales como el subcontrato, trabajo de
tiempo parcial y otras, que se dictaron
para posibilitar la explotación de trabajadores en extenuantes jornadas y sin
fiscalización de ningún tipo. Lamentablemente y una vez mas los que pagaron un
alto precio por intentar llevara recursos económicos a sus hogares fueron los
trabajadores.
Hace mucho tiempo que venimos denunciando esta “nueva
esclavitud”. Un proceso de explotación de la fuerza de trabajo humano, avalado
por las autoridades políticas del país, en cuanto no se hace ningún esfuerzo
por fiscalizar el mínimo cumplimiento de normas legales en procesos productivos
o de servicios, donde por algunas monedas al día miles de individuos cumplen
labores sin ninguna protección.
Quienes fallecieron en este accidente carretero eran
personas que se ganaban la vida cosechando arándanos, y por las informaciones
hasta ahora entregadas que los medios de comunicación han evitado difundir, lo
hacían en la más absoluta indefensión. Tomemos nota los dirigentes sindicales y
los trabajadores:
- No hay constancia total de que existieran contratos de
trabajo y ni siquiera se tiene certeza de quien es en definitiva el empleador.
- Se desconoce si se les dotaba de los mínimos elementos de
protección en el trabajo y sí disponían de uniformes y calzado adecuado a las
labores que realizaban.
- No se sabe el horario de trabajo diario, pero ciertamente
tiene que haber superado las 45 horas semanales distribuidas en 5 o 6 días,
desconociéndose la existencia de algún mecanismo de control horario.
- A lo menos 3 de los afectados eran menores de edad, pero no
se sabe si contaban con las autorizaciones que demanda la ley y si estas fueron
exigidas por el patrón.
La Seremi del trabajo regional, la dirección nacional y la
ministra del trabajo han informado con posterioridad a los lamentables hechos
que se va a fiscalizar el cumplimiento de las leyes, sin que hasta el cierre de
este Pulso se tenga certeza si tal cuestión se efectuó y las sanciones
aplicadas al negrero, si es que se lograron determinar las violaciones a la
legislación.
No se necesita una bola de cristal ni facultades especiales
para afirmar desde ya, que poco o nada cambiarán las condiciones laborales para
los miles de temporeros y subcontratados. Lo que está claro es que solo se
volverá a hablar de esta nueva esclavitud, cuando uno o mas trabajadores sufran
accidentes graves y/o fallezcan porque no se cumple con la deficiente
legislación laboral.
Hay otros hechos que nos deben llamar la atención y
remecernos en nuestra gestión como dirigentes. No ha trascendido ninguna
declaración de parte de las organizaciones de trabajadores, menos la exigencia
de investigación rápida y resolutiva. ¿Es que no existen organizaciones
sindicales en la agro industria?
Datos a los que hemos accedido indican que en el sector existen 43 sindicatos de
empresa, 25 Interempresas, 95 independientes,
11 federaciones,. Suponemos que también mas de una Confederación en el sector y
sin embargo hasta ahora lo que más hay es silencio. Tampoco dijeron nada las
Centrales sindicales, las organizaciones de defensa de los derechos humanos,
las múltiples organizaciones defensoras de la vida, partidos y movimientos políticos, organizaciones
sociales, sin importar si son continuistas o revolucionarias. Y es que se trata
de la defensa de la vida.
Nada más pero nada menos que eso.
En caso alguno la crítica nos excluye a los que tenemos a la
clase trabajadora como eje de nuestro
actuar. Poco o nada hemos dicho sobre este accidente atroz y los costos de vida
humana que implicó y eso no puede volver a pasarnos.
Esta desgracia carretera deja al desnudo la pobre gestión gubernamental
apoyada por el sindicalismo oficialista, en cuanto reformas laborales reales y efectivas al
Código del Trabajo, reformas que efectivamente tomen en consideración los
dramas diarios a los que están enfrentados los millones de trabajadores no
organizados, y que no podrán organizarse ni negociar colectivamente con los
cambios que se promueven.
Y ojo que no solo se requiere de leyes claras sino también
reglamentos rigurosos, que por la vía del riguroso castigo obliguen al patrón a
respetar a quien contrata.
En lo que están discutiendo no se considera la obligación
del pago de locomoción y de colación por día trabajado, como no se considera el
termino de la polifuncionalidad.
Es que acaso se requieren reformas para establecer un ingreso
mínimo digno, que es mucho mayor en su monto que los miserables $ 250.000 que
rigen desde el 01 de enero de este año. No se puede ni debe olvidar que
temporeros, part time, full time y otros, reciben su pago en función del
ingreso mínimo.
Las reformas laborales debieron considerar la obligatoriedad
de la entrega de uniformes y calzado adecuado desde el día uno que se comienza
a trabajar para un empleador, derecho a sala cuna sin número de trabajadoras
por empresa y gratificación garantizada.
Mientras no se consideren estas cuestiones básicas seguirán
arriesgando su vida millones de trabajadores.
El pesar de nuestra organización a los familiares de cada
una de las victimas.
Momento preciso para reiterar la exigencia de real justicia
(y no solo compensación económica o pensiones de gracia pues son insuficientes
y no reparan el daño) para los casos de Rodrigo Cisternas, Juan Pablo Jiménez, Nelson
Quichillao y muchos otros, que perdieron la vida trabajandov y a quienes aún no
se les hace justicia.
Castigo para quienes abusan indiscriminadamente de los
trabajadores, protegidos por una legislación deficiente, es lo menos que
podemos demandar en esta hora triste.
MANUEL
AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T. CHILE
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