PULSO SINDICAL Nº 339 DEL 20 AL 31 DE
JULIO DE 2017
Por alguna extraña razón
el movimiento sindical organizado, ha
permanecido silente ante los hechos que se vienen desarrollando en Venezuela,
hechos que a los más viejos no pueden si no recordarles lo que vivimos en
Chile desde inicios de 1970 y que
culminaran trágicamente en septiembre de 1973.
Tal como entonces en
nuestro país, hoy en Venezuela el modelo se ha lanzado con todo a combatir un
gobierno democráticamente elegido, que más allá de los errores de gestión que
pudieran achacársele, tiene el pleno
derecho a desarrollar su programa y poner sus obras y propuestas en las manos
de los electores en el proceso siguiente.
Y pareciera que eso es lo
que no quieren los que desean sacar, como sea, a Nicolás Maduro.
Un tipo de apellido
Lopez, responsable de llamamientos a soliviantar al gobierno, juzgado y
condenado, a quien se le concede el derecho de prisión domiciliaria se permite
hacer un llamado con ocasión del plebiscito convocado por la oposición, a un
golpe de estado, ni más ni menos que lo que hizo Aylwin y otros en los meses
anteriores al golpe de estado en Chile (hoy la hija de Aylwin pide apoyar a los
golpistas en Venezuela) es de nuevo encarcelado y hasta el canciller chileno se
toma la libertad de opinar sobre el particular.
Y como este de Lopez son
decenas los casos de distorsión en las comunicaciones.¿ O es que se difunden de
la misma manera las multitudinarias concentraciones de los partidarios del
gobierno o se exponen los casos de asesinato de partidarios del gobierno o de
las fuerzas que cautelan el orden?. El asesinato de 2 jóvenes policías fue
particularmente duro y los medios de comunicación lo ignoraron.
Podrán ignorar,
distorsionar e incluso negar lo vivido, pero los que sucede en Venezuela es lo
mismo que vivimos en Chile entre 1970 y 1973.
Desde que asumiera el
compañero Allende la presidencia, la derecha golpista, los medios de
comunicación al servicio del capitalismo, los traidores derechistas y
democristianos e incluso un sector radical, se pusieron a trabajar para
derrocarlo.
Terrorismo,
desabastecimiento, paro de camioneros, sectores privilegiados de trabajadores,
en minoría pero como muchos recursos, hicieron eco del delirium facista y se la
jugaron complotando para terminar con el gobierno de la Unidad Popular.
Y cuando su trabajo les
falló, al recibir la Unidad Popular en Marzo de 1973 más votos que en 1970,
fueron a golpear las puerta de los cuarteles y vivimos lo que vivimos.
Leopoldo Lopez, Capriles
y otros de la misma camada, son lo que fueron Patricio Aylwin Sergio Onofre Jarpa, Diez y tantos más y cuyos herederos son detentadores del poder hoy en
día. Golpistas que hacen el trabajo sucio del capitalismo
La MUD venezolana es lo que fue la CODE en
Chile y allá como aquí, actúan los Patria y Libertad y Rolando Matus, con otros nombres seguro pero con el claro
objetivo de derrocar al gobierno elegido por el pueblo.
Los que vivimos ese
proceso en nuestro país tenemos el deber y la obligación de exponerlo.
Y es que más allá de los
errores que pudiera cometer el gobierno de Venezuela, que también los tuvo el
gobierno popular, no existe nada que justifique la subversión, el terrorismo y
el clima de guerra civil que se está creando y que lamentablemente es avalado
entre otros países, por el nuestro.
Hace unas semanas atrás
la oposición a Maduro convocó a un plebiscito, sin padrón, con solo el aval de
los medios de comunicación del modelo, que se las dan de democráticos pero que silencian
todo aquello que no conviene a sus intereses.
7 millones de personas
concurrieron, según ellos, a expresar el rechazo al gobierno DEMOCRATICAMENTE
ELEGIDO, y quemaron los registros de la votación para evitar persecuciones y todo eso y se dieron triunfadores no más.
Y resulta que ahora el gobierno venezolano convoca a una
elección de Asamblea Constituyente, obtiene el apoyo de más de 8 millones de
personas (más votos que los que obtuvo Maduro cuando fue electo presidente) y
se habla de fraude y todo lo demás y nuevamente se aparecen los servidores del
capitalismo llevando en alto la bandera de la democracia y la libertad,
incitando a la guerra civil.
Por eso en esta pasada
quiero destacar la posición valiente aunque algo tardía del partido comunista,
que no hace parte del actuar títere del gobierno chileno que baila según le
dicta Estados Unidos en esta campaña contra el gobierno democráticamente electo
en Venezuela..
Así como el PC, todos
aquellos que vivimos el proceso del golpismo en Chile debemos cerrar filas con
Venezuela y reclamar el derecho de los venezolanos a resolver lo que se vivirá
en su país, sin injerencia extranjera, sin presiones ni sanciones del capital,
sin posiciones mojigatas y cobardonas como las del gobierno chileno.
Hace algunas semanas, más
de un centenar de dirigentes sindicales en representación de 70 organizaciones
de trabajadores privados y públicos, dimos por fin el gran paso y nos reunimos
para tratar de resolver como va esta cosa de la organización sindical en Chile.
Lo hicimos bajo el
concepto del clasismo, porque tenemos claro que desde hace un buen tiempo un
sector del sindicalismo chileno se entregó al dictado de los gobiernos de turno
y de la patronal, prefiriendo dialogar en abstracto y acordar cuestiones de
poca monta con el poder y no confrontarlo. Y nosotros claramente no estamos
juntos con aquellos.
Aspiramos a remecer la
conciencia de dirigentes y trabajadores. Es hora de asumir que los derechos
conculcados son demasiados y que no se puede seguir esperando para demandarlos.
Entender que no habrá
desde el capital ninguna disposición a entregarnos nada, deberemos obtenerlo
por la vía de la organización y la lucha.
No vamos a promover
acuerdos por debajo de la mesa ni a buscar interlocución con el poder económico
ni político.
Buscamos organizar a
millones para desde esas posiciones de organización demandar nuestros derechos.
No vamos a construir un
instrumento sobre las bases de una ley que no reconoce derechos básicos como la
huelga. Si hay una Central Clasista será porque los trabajadores la ven como su
instrumento y solo ellos tienen el derecho de elegir a sus autoridades,
determinar sus deberes y derechos.
Solo los trabajadores
resuelven cómo será la organización que los represente.
Haremos los esfuerzos por
estar a la altura de esta exigencia de la clase trabajadora.
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T CHILE
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