PULSO SINDICAL Nº 351 DEL I6 AL 31 DE ENERO DE 2018
TERCERA
PARTE
QUIENES TEMEN A LA FUERZA DE LA
CLASE ORGANIZADA REACCIONAN
Los patrones –
llámense amos, señores, reyes o empresarios según el ciclo histórico en el que
han tenido el poder y lo han manejado a
su amaño – nunca se han perdido cuando
de defender sus garantías se trata.
Han dispuesto
correctamente sus piezas, transado para seguir imponiéndose y lo que es más
importante han contado, por una parte, con el beneplácito de los Estados que
han puesto a su disposición a las fuerzas armadas para la protección de sus
riquezas, y por la otra con renegados provenientes de las propias filas de los
que sufren el peso de la máquina de poder.
En los orígenes
del capitalismo y en su desarrollo posterior, el abuso no tenía medida. Solo la
muerte traía descanso al paria, al privado de todo incluso de su condición de
ser humano digno.
Tal es la razón
que provocó la reacción de los trabajadores y la conformación de sus
organizaciones. Por eso la patronal impidió su actuar y luego las atacó
directamente, con su secuela de persecuciones y muerte.
Finalmente
cuando constataron que la justeza de las demandas y la organización en
crecimiento permanente de los explotados hacía frente a su actuar e incluso se
obtenían avances, (las luchas de los asalariados en Francia, Inglaterra,
Estados Unidos y Alemania son una muestra de aquello) optó por dar la imagen de
preocupación y, aunque de mala gana, aceptó los consejos de quienes le
indicaban que la única manera de para el alzamiento obrero pasaba por la vía de
hacer algunas concesiones.
La primera
muestra de esta estrategia patronal son las normas de seguridad social en
Alemania, entre 1883 y 1889.
Se unió a esta
preocupación por las condiciones deplorables de los trabajadores, la iglesia,
que a través del papa León XIII promulga su primera encíclica social en 1891,
en la que junto con expresar su apoyo a la formación de sindicatos reafirma su
apoyo al derecho de la propiedad privada. Al mismo tiempo discute sobre las relaciones
entre el gobierno, las empresas, los trabajadores y la iglesia.
Pese a las
dificultades, continúa el desarrollo de la organización sindical.
Cada año son
más los lugares del mundo donde se va conmemorando en multitudinarias
manifestaciones el Primero de Mayo. Los trabajadores radicalizan posiciones,
los gobiernos recurren al ejército y se producen enfrentamientos que dejan
miles de obreros muertos y heridos. Diversos países, incluido Chile, toman nota
de las expresiones obreras y grafican su
preocupación por la cuestión social.
No están
interesados en mejorar radicalmente la vida de los obreros, solo les interesa
encontrar la fórmula para desincentivar las manifestaciones y las luchas, para
lo cual conceden algunas leyes, que en caso alguno terminan con el abuso
patronal.
En Europa se
inicia la Primera Guerra Mundial y la gran mayoría de las organizaciones asumen
posiciones del lado de sus gobiernos, cuestión que en definitiva quiebra o
fractura algunos instrumentos que hasta ahora existían, entre estos la
Internacional de trabajadores.
La guerra, las
carencias que genera la misma, la lucha obrera y sus propuestas de cambio
social, asumidas por la mayoría de la población lleva a la culminación exitosa
de la revolución rusa en 1917, aplaudida sin dilación por el movimiento obrero
de la mayoría de los países, lo que por supuesto genera una gran preocupación
de gobiernos y patrones en muchos países
del mundo.
No podemos
ignorar ni minimizar el hecho que una de las resoluciones del Tratado de Versalles,
que es lo que puso término a la Primera guerra mundial, sea la creación de la
OIT que, según palabras de sus gestores, “reflejó la convicción de que la justicia social es esencial para
alcanzar una paz universal y permanente”.
Y COMIENZA LA DIVISION DE LA
CLASE
En un principio
y pese a las dificultades los trabajadores se organizaron nacionalmente y
tuvieron la capacidad incluso para convocar a dirigentes de distintos países
Es así que en
1867 se constituye la Primera Internacional
de Trabajadores, donde participaron principalmente organizaciones de Inglaterra
y Francia, que es donde mayor desarrollo tenía la revolución industrial. Se
integraron también representantes de Alemania y luego organizaciones de Italia
y España.
Esta Primera
Internacional se rompe por que se confrontan, sin posibilidad de acuerdo, las
posiciones de C. Marx y M. Bakunin, quienes difieren de la meta final de la
organización.
Las
organizaciones miembros de la
Internacional toman partido por una u otra posición y
finalmente y luego de la expulsión de los seguidores de Bakunin, la
Internacional deja de existir en 1876.
En 1889 se
constituye la Segunda Internacional, pero esta declara como condición para
integrarla, la calidad de seguidores del ideario socialista, y luego entrará en
crisis al confrontarse 2 visiones socialistas ante el inicio de la primera
guerra mundial.
Por lo mismo se
dan otras organizaciones al margen de la Segunda Internacional ,
siendo las más reconocidas aquellas que tienen origen cristiano.
En 1919 se constituyó
una organización internacional de Sindicatos cristianos que en 1968 pasó a ser la Confederación
Mundial del Trabajo (CMT).
Es claro,
entonces que, dentro de los muchos factores que incidieron para la disgregación
del sindicalismo organizado está la guerra y la posición frente a ella de las
organizaciones obreras, además de las posiciones ideológicas que sin duda van
permeando la unidad de los explotados.
Podríamos decir
que se trata del primer gran salto al vacío de la clase trabajadora.
No ignoramos, y
no comprendemos, como diversas fuerzas en lucha contra el capital fueron
incapaces de generar un gran frente anti patronal, pero si tenemos claro que
estos pasos dados por el capital y sus aliados, fracturaron, cuando no
quebraron definitivamente, la organización de los trabajadores.
Tenemos la
obligación de entender que por muy justas y valiosas que sean las posiciones
políticas y religiosas, los trabajadores no tienen otra forma de ganar sus
derechos que actuando unidos, generando organizaciones grandes y poderosas que
encabecen sus luchas.
Solo la unidad
y la convicción nos darán la victoria. Esa es la enseñanza.
Se comenzó por
entonces, pasados los primero 20 años del siglo XX, a hablar de un nuevo estado
en la relación entre partes.
La OIT declara
convenios como la jornada de 8 horas de trabajo, la protección de las remuneraciones, el
derecho a sindicalizarse y a negociar colectivamente y otros que se supone van
en la línea de proteger a los trabajadores.
Pero los
patrones ya le habían tomado el pulso a este instrumento burocrático y
simplemente, incluso pese a ratificar los convenios en pomposas ceremonias,
borraron con el codo lo que habían escrito con la mano.
Siguió el abuso
y la explotación, pero para entonces algunos sectores del sindicalismo
guardaban silencio antes estos hechos e incluso llegaban a criticar a quienes
promovían acciones de fuerzas contra los capitalistas en los distintos países
del mundo.
Del otro lado
la sensación de que todo estaba solucionado en algunos sectores del mundo,
llevó al acomodo y al trabajo burocrático dentro de las organizaciones de
trabajadores, alejando a las bases de la toma de decisiones e incluso actuando
a nombre de ellas sin considerarlas para la decisión final.
Hubo de
producirse una nueva conflagración mundial, para que algunas cortinas se
abrieran y expusieran ante los ojos de todos, que ni por mucho se había
terminado el problema.
La guerra, como
instrumento de los estados capitalistas para imponer su hegemonía obligaba a
las organizaciones de trabajadores a tomar posición. En cuestiones de este tipo
los más afectados son los miembros menos fuertes de la sociedad que ven
limitados, congelados e incluso perdidos, diversos derechos de los que
disfrutaron.
El término de
la Segunda guerra mundial provocó un segundo momento de amplia unidad, al
constituirse la Federación Sindical Mundial (FSM), la primera en reunir a la
mayoría de las organizaciones del mundo.
Constituida en
1945, principalmente por gestión inicial de sindicatos ingleses y rusos, es
rota en 1947 por organizaciones norteamericanas y otras que constituyen desde
ese momento la CIOSL, haciendo del concepto libertad su bandera de lucha.
Libertad
contras los sindicatos rojos dicen, libertad para oponerse a lo que llaman el
totalitarismo marxista.
Paralelamente,
la CMT continúa desarrollándose aunque no logra la adhesión que tienen la FSM y
la CIOSL
La llamada
Guerra Fría había comenzado y con ello la toma de posición de las
organizaciones sindicales en una de las tres vertientes en que estaba desde
entonces dividido el movimiento sindical
Estas 3 grandes
Internacionales (FSM, CIOSL Y CMT) se distribuyen mayoritariamente la
afiliación sindical mundial, existiendo también organizaciones del sindicalismo
libertario, y algunas que no participan en ninguna internacional..
Finalmente en
el año 2007 CIOSL y CMT se unen en una
sola organización, La Confederación Sindical Internacional CIS.
La FSM se
mantiene vigente y mayoritariamente la integran organizaciones definidas como
de izquierda y anticapitalistas.
Asimismo,
continúan existiendo organizaciones sindicales que no forman parte de ninguno
de estos referentes.
Los resultados
de esta división para la clase trabajadora, están a la vista.
CONTIINUA EN EL PROXIMO PULSO SINDICAL
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T. CHILE
No hay comentarios.:
Publicar un comentario