PULSO SINDICAL DIARIO DE LA CGT CHILE
14 diciembre 2022
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"..Mi abuelo fue juarista y mi padre zapatista y yo siempre en tierra ajena y eso que soy agrarista.."
canta Amparo Ochoa
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Esta era nuestra realidad hace algo más de 100 años, ¿Cuánto ha cambiado de ello?
1.-Hace más de un siglo miles de obreros del salitre, al igual que otros explotados en los puertos, ferrocarriles, textiles, panificación, minería, en la ciudad y en el campo, vivían en duras condiciones tanto en lo laboral como en lo familiar.
Ya desde antes del último decenio del Siglo XIX se venían desarrollando en distintos lugares de Chile, movilizaciones en demanda de mejoras a la desmedrada situación que afectaba a los trabajadores. Sin embargo, poco o nada se había avanzado. Una y otra vez los explotados reclamaban sus derechos en sus lugares de trabajo, el paro se había transformado en la vía para hacer notar las carencias y demandar soluciones. Cuando la exigencia obrera se hacía insostenible para los patrones, venía prontamente en su ayuda el gobierno que disponía de las fuerzas policiales y militares para reprimir a sangre y fuego la resistencia obrera.
Sin legislación que los protegiera del abuso y la explotación patronal, obligados a trabajar 10, 12 y más horas diarias, carentes de mínimas condiciones de seguridad para las riesgosas labores que desarrollaban.
Por eso los trabajadores recurrían al paro de actividades, a la huelga, para desprenderse aunque fuera por un tiempo de las cadenas que los agobiaban..
2.- Los trabajadores salitreros cargaban con mayores problemas que el resto de sus hermanos en la explotación. Llegados de pueblos y ciudades del centro y sur de Chile, así como de lugares limítrofes de Argentina, Bolivia y Perú, la mayoría vivía en condiciones de esclavitud, no solo por estar impedidos de bajar con cierta continuidad a las ciudades cercanas a sus actividades diarias, sino también por que los beneficios económicos que les habían sido prometidos cuando se contrataron, no eran tales.
No sabían de pago en dinero, sólo recibían por sus servicios fichas elaboradas por los dueños de cada oficina salitrera, fichas que solo servían para adquirir productos en la propia oficina, a precios que llegaban hasta más del doble de su valor original, lo que siempre les mantenía endeudados con su patrón.
No sin dificultad fueron convenciéndose que solo la unidad contra el explotador podía generar condiciones más dignas y justas de vida. Sin embargo una y otra vez el miedo a perder lo mínimo que tenían, hacía que luego de algunos días de manifestación y ante la intransigencia de los dueños de las oficinas, retornaran a sus labores, lamentando su condición y añorando quizás el día de su liberación.
Lucharon, no consiguieron plenamente sus objetivos, pero su ejemplo perdura y nos mantiene firmes.
No los olvidemos.
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MANUEL AHUMADA LILLO PRESIDENTE CGT CHILE
Nuestra fuerza la Unidad
Nuestra meta la Victoria
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